El hidrógeno verde no es una fuente de energía como lo es el sol o el viento, sino un producto manufacturado capaz de almacenar energía para después ser liberada de forma gradual. Cuando se emplean tecnologías renovables en su fabricación, el hidrógeno obtenido se llama ‘verde’, y de acuerdo a todos los involucrados en el ámbito de las energías, tendrá un notable protagonismo a medio y largo plazo en la movilidad, principalmente en el caso de los transportes pesados como los autobuses, trenes o camiones.
El hidrógeno ha sido una atractiva fuente de energía sin carbono durante décadas, porque cuando se quema, el único subproducto es el agua. Sin embargo, el proceso tradicional para producir hidrógeno, en el que los combustibles fósiles se exponen al vapor, no es cero carbono.
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El hidrógeno verde es diferente. Se produce mediante electrólisis, un proceso mediante el cual las máquinas dividen el agua en hidrógeno y oxígeno, y aunque en el pasado la electrólisis requería tanta electricidad que no tenía sentido producir hidrógeno de esa manera, el panorama ha ido cambiando como consecuencia de las cantidades significativas de electricidad renovable que están disponibles.
Tomando en cuenta que las tecnologías renovables actuales, como la solar y la eólica, pueden descarbonizar el sector energético hasta en un 85% al reemplazar el gas y el carbón con electricidad limpia, ámbitos como el transporte marítimo y la fabricación requieren combustible de alta densidad de energía o calor, por lo que resultan más difíciles de electrificar. Es ahí, precisamente, donde el hidrógeno verde tiene potencial para demostrar su eficiencia.
De acuerdo con la Comisión de Transiciones Energéticas, el hidrógeno verde es una de las cuatro tecnologías necesarias para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de reducir más de 10 gigatoneladas de dióxido de carbono al año, y aunque su producción es todavía a menor escala, los países con energía renovable barata están invirtiendo en el desarrollo de esta tecnología.
Países como Australia tienen grande planes con este hidrógeno, que piensa incluso exportar dada su facilidad para producirlo partiendo de su abundante energía solar y eólica. Chile también lo tiene en agenda, en el árido norte del país, donde la electricidad solar es abundante. Y China tiene como objetivo poner en circulación un millón de vehículos con pilas de combustible de hidrógeno para 2030. (rmd)
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