El Banco Mundial ha emitido su última edición del informe Perspectivas Económicas Mundiales, en el que se ofrece una evaluación mesurada de la economía mundial actual y sus perspectivas para el futuro. Si bien el informe presenta un tono ligeramente más optimista que las proyecciones anteriores, aún describe un panorama de recuperación lenta y desigual.
El Banco Mundial predice un crecimiento global del 2,6 % para 2024, sin cambios respecto a la actualización anterior de abril.
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Este crecimiento está siendo impulsado principalmente por la economía estadounidense, que ha experimentado un repunte inesperado en los últimos meses. Sin embargo, el informe advierte que este crecimiento no es uniforme en todas las regiones.
Las economías de ingresos bajos, en particular, se enfrentan a un panorama sombrío, con aproximadamente un cuarto de ellas proyectadas para ser más pobres al final del año que antes de la pandemia. Esta situación se ve agravada por una serie de desafíos, que incluyen altos niveles de deuda, oportunidades comerciales limitadas y el impacto del cambio climático.
Se espera que las economías en desarrollo en su conjunto crezcan un promedio del 4 % durante el período 2024-2025, un poco menos que en 2023. Dentro de este grupo, se espera que el crecimiento en las economías de bajos ingresos se acelere a 5 % en 2024, en comparación con 3.8 % en 2023. Sin embargo, esta imagen general oculta una considerable variación a nivel de país.
De hecho, las revisiones a la baja en las proyecciones de crecimiento para 2024 afectan a tres de cada cuatro economías de bajos ingresos. Las economías avanzadas, por otro lado, deberían ver un crecimiento estable del 1.5 % en 2024, antes de aumentar levemente a 1.7 % en 2025.
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Aunque las perspectivas económicas difieren entre las regiones de mercados emergentes y economías en desarrollo, se prevé que el crecimiento disminuirá en la mayoría de ellas en 2024.
Las desaceleraciones registradas este año en Asia oriental y el Pacífico, Europa y Asia central, América Latina y el Caribe, y Asia meridional reflejan, en parte, la ralentización de la actividad en sus principales economías. En otras regiones, se proyecta que el crecimiento repuntará este año, aunque de manera menos sólida de lo previsto anteriormente.
Se espera que el crecimiento se consolidará el próximo año en la mayoría de las regiones, a medida que la política monetaria se vuelve menos restrictiva y el comercio mundial se fortalece. Los riesgos de deterioro en las perspectivas de todas las regiones incluyen las tensiones geopolíticas, una mayor fragmentación del comercio y condiciones financieras mundiales más restrictivas de lo esperado.
Asia oriental y el Pacífico: Se prevé que el crecimiento se desacelerará, y será del 4,8 % en 2024 y del 4,2 % en 2025.
Europa y Asia central: Se estima que el crecimiento se modere hasta ubicarse en un 3 % en 2024 y luego aumente al 2,9 % en 2025.
América Latina y el Caribe: Se pronostica que el crecimiento descenderá al 1,8 % en 2024 y luego repuntará hasta alcanzar el 2,7 % en 2025.
Oriente Medio y Norte de África: Se espera que el crecimiento aumente al 2,8 % en 2024 y al 4,2 % en 2025.
Asia meridional: Se vaticina que el crecimiento se reduzca al 6,2 % en 2024 y se mantenga estable en esa cifra en 2025.
África subsahariana: Se prevé que el crecimiento aumente al 3,5 % en 2024 y al 3,9 % en 2025.
La inflación sigue siendo una preocupación importante, especialmente en los Estados Unidos. El Banco Mundial ahora espera que la inflación global se modere a 3.5 % en 2024 y 2.9 % en 2025, pero este ritmo de descenso es más lento de lo que se anticipaba hace solo unos meses.
Como resultado, es probable que muchos bancos centrales adopten un enfoque cauteloso a la hora de reducir las tasas de política monetaria. Las tasas de interés globales probablemente permanecerán elevadas en comparación con los estándares históricos, promediando alrededor del 4 % durante el período 2025-2026, aproximadamente el doble del promedio de la década 2000-2019.
En general, el informe del Banco Mundial ofrece una evaluación mesurada de la economía mundial actual. Si bien hay algunos signos positivos, como el repunte en los Estados Unidos, las perspectivas generales siguen siendo moderadas. Las economías de bajos ingresos, en particular, enfrentan serios desafíos y requerirán un apoyo sustancial para ponerse al día.
1.- El informe destaca la importancia de la inversión en infraestructura, educación y salud para promover el crecimiento a largo plazo.
2.- Se enfatiza la necesidad de abordar el cambio climático y construir economías más resilientes.
3.- El Banco Mundial insta a una mayor cooperación internacional para hacer frente a los desafíos globales compartidos.
El informe del Banco Mundial concluye con una fuerte llamada a la acción para que los gobiernos y las instituciones internacionales aborden los desafíos urgentes que enfrenta la economía global. Las economías en desarrollo necesitan encontrar formas de impulsar la inversión privada, reducir la deuda pública y mejorar la educación, la salud y la infraestructura básica.
Las economías más pobres, en particular, requerirán asistencia internacional sustancial para lograr estos objetivos.
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