Desde mediados de febrero Estados Unidos, varios países de la Unión Europea y el propio Putin han tomado decisiones financieras que ponen en jaque a los inversionistas provocando una gran caída para los activos rusos.
La decisión crucial para aquellos inversionistas extranjeros con exposición a activos rusos deben decidir si los venden o los mantienen, por si la situación mejora.
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Hace menos de una semana, el presidente Vladimir Putin ha amenazado con congelar los activos de las compañías internacionales que han suspendido sus actividades en Rusia tras la invasión a Ucrania. Una fórmula justificada para muchos, pero insostenible a efectos económicos.
El éxodo masivo de empresas derribó en un 96.7 por ciento de los valores rusos en la Bolsa de Londres, según el índice de Dow Jones Russia GDR.
Firmas de activos y bolsas de valores de varios países comenzaron a suspender los fondos cotizados (ETFs) con activos rusos. Una de estas empresas fue la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), la Bolsa de Valores de España y de muchos otros países han decidido sacarlos para evitar que se produzcan condiciones desordenadas en el mercado.
Como resultado, la Bolsa de Moscú permanece inactiva desde el 25 de febrero pasado. Así, vemos una desestabilización sistemática en el mercado financiero, provocando el desplome del rublo.
Goldman Sachs fue el primer gran banco de Wall Street que tomó la decisión de abandonar Rusia. Luego, vino el éxodo masivo de empresas que derribó en un 96.7% de los valores rusos en la Bolsa de Londres, según el índice de Dow Jones Russia GDR.
Aunque no existe una respuesta precisa para esta interrogante, los expertos sugieren que un paso inteligente sería: quedarse con el activo ruso en su fondo, ya que es difícil venderlo por que cayó, y si la situación mejora en algún momento podrían sacarlo del balance del fondo de alguna manera.
Ciertamente, los principales fondos cotizados, como ERUS (iShares MSCi Russia) y RSX (Van Eck Russia), han registrado caídas históricas en su precio. La compra y venta de estos instrumentos en el mercado secundario continúa, a pesar de que se ha suspendido la creación de nuevas acciones, proceso mediante el cual nuevo efectivo ingresa a un ETF, según lo expone el periodista Adrián Estañol para Expansión.
Por suerte, el impacto para los inversionistas extranjeros es mínimo. De acuerdo a los datos que ofrece el sitio especializado Barros, los inversionistas extranjeros poseían 86 mil millones de dólares en activos rusos al cierre del año pasado, lo que equivale apenas al 0.3 por ciento del total de activos que administran los gestores de inversión estadounidenses.
Por Karime Rivas
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