Durante su reciente gira por Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos (EAU), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró haber obtenido entre 3.5 y 4 billones de dólares en promesas comerciales para empresas estadounidenses.
Estos acuerdos incluyen compras de aeronaves comerciales, inversiones tecnológicas y paquetes de defensa, aunque varios tardarán hasta una década en concretarse.
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El mandatario se mostró entusiasta por el recibimiento de los líderes del Golfo, destacando la hospitalidad, la riqueza cultural y la fastuosidad de sus palacios. Sin embargo, su regreso a Washington no solo trae cifras récord, sino también inquietudes diplomáticas crecientes, especialmente desde Israel.
Uno de los anuncios más significativos fue el de EAU, que confirmó una inversión de 1.4 billones de dólares en sectores como semiconductores, manufactura e inteligencia artificial para los próximos diez años. Este acuerdo se refuerza con la presentación a Trump del mayor campus de IA fuera de EE. UU., en colaboración con Nvidia.
En Arabia Saudí, Trump lideró un foro empresarial de alto nivel con figuras como Elon Musk, Larry Fink y Sam Altman, logrando compromisos por 600,000 millones de dólares, incluidos 142,000 millones en defensa, en lo que la Casa Blanca calificó como el mayor acuerdo de cooperación militar alcanzado por EE.UU.
Además, Qatar y Etihad Airways anunciaron nuevas compras de aviones Boeing, fortaleciendo la posición de la industria aeronáutica estadounidense.
El acercamiento de Trump a los países del Golfo ha generado preocupaciones en Israel, tradicional aliado estratégico de EE.UU. en la región. A pesar de no incluir a Israel en su itinerario, Trump aseguró desde Doha que «tener buenas relaciones con todo Oriente Medio es, en última instancia, beneficioso para Israel».
No obstante, el interés saudí en adquirir los cazas F-35, hasta ahora exclusivos de la fuerza aérea israelí en la región, ha provocado inquietud entre altos mandos israelíes, que temen un cambio en el equilibrio militar regional.
Otro momento clave de la gira fue el inesperado encuentro con Ahmed al Sharaa, presidente interino de Siria. Trump anunció el levantamiento de sanciones para facilitar la reintegración económica del país, a pesar de la controversial figura del mandatario sirio.
Respecto a Irán, Trump afirmó que su política exterior prioriza los negocios por encima de los conflictos armados. Envió un claro mensaje a Teherán, ofreciendo la posibilidad de firmar un acuerdo que prohíba el desarrollo nuclear. “Si no lo aceptan, enfrentarán sanciones que los llevarán a la bancarrota”, advirtió.
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