El próximo 20 de enero Donald Trump asumirá como presidente de los Estados Unidos, y ya está generando controversias en el panorama internacional. Sus recientes declaraciones sobre el Canal de Panamá, Groenlandia y la posibilidad de que Canadá se convierta en el estado número 51 de EE. UU. han encendido alarmas en la comunidad global.
Aunque inicialmente sus palabras fueron tomadas como un comentario humorístico, las acciones recientes del presidente electo han elevado las preocupaciones.
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En un anuncio reciente, Trump aseguró que no descartaría el uso de fuerza militar para alcanzar estos objetivos, luego de que los líderes de Canadá, Groenlandia y Panamá defendieran públicamente la soberanía de sus países.
¿Tiene Trump posibilidades legales de lograr sus objetivos sin que se desencadene una guerra? La respuesta corta es sí, pero la larga es que es casi imposible.
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China ha ganado terreno en Panamá mediante inversiones estratégicas y acuerdos comerciales. Esto ha generado preocupaciones en Estados Unidos sobre el creciente poder de Beijing en América Latina y su influencia en el comercio global.
La recuperación del Canal de Panamá podría permitir a Estados Unidos frenar esa expansión, y asegurar un control mayor en el comercio global. Desde su primer mandato, el principal objetivo de Donald Trump ha sido contrarrestar el imparable ascenso de China como potencia mundial.
Sin embargo, no puede simplemente apropiarse de un territorio extranjero. Esto traería consigo consecuencias diplomáticas y geopolíticas severas, y EE.UU. sería una Rusia más en occidente.
A pesar de que Estados Unidos controló el Canal de Panamá durante gran parte del siglo XX, la soberanía sobre el canal fue transferida oficialmente a Panamá el 31 de diciembre de 1999, en virtud de los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977.
Desde entonces, Panamá ha ejercido plena soberanía sobre este corredor estratégico, consolidándolo como un símbolo de su independencia. Por lo tanto, la posibilidad de que un mandatario estadounidense recupere el control del canal resulta prácticamente inviable. Esto conllevaría violar acuerdos internacionales y poner en riesgo la soberanía de Panamá.
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Sin embargo, existe un escenario hipotético en el que este control podría ser cedido voluntariamente: si el pueblo panameño y su gobierno decidieran traspasar la administración del canal. ¿Cómo podría Trump lograrlo? Existen varios caminos posibles, siendo el más realista el uso de soft power.
Trump podría emplear su influencia basada en la diplomacia, alianzas comerciales y relaciones políticas para presionar a Panamá. Con ello los llevaría a modificar las condiciones operativas del canal a favor de los intereses de Estados Unidos.
A través de acuerdos comerciales, inversiones en la economía panameña y condiciones favorables en sectores clave, el presidente estadounidense podría ganar una mayor influencia sobre el canal sin necesidad de un control directo.
Este enfoque, aunque no implique una transferencia formal de soberanía, buscaría fortalecer los lazos bilaterales. Con ello podría garantizar que el canal opere en términos que favorezcan los intereses de EE.UU. Sin embargo, este escenario sigue siendo altamente hipotético y complejo de materializar.
En términos de control geopolítico, la inclusión de Canadá ofrecería a Estados Unidos un dominio completo sobre América del Norte, una ventaja estratégica en la política global.
Este control ampliado permitiría a Washington tener una influencia más decisiva en organismos internacionales y mejorar su posicionamiento frente a potencias rivales como China y Rusia.
No obstante, a igual como pasa con el canal de Panamá, el país de Canadá es libre y soberano, y la única forma posible de esto es que el pueblo canadiense acepte perder su soberanía, lo que es una posibilidad bastante remota.
No obstante, Canadá está pasando por una crisis política grave con la reciente renuncia de su primer ministro Justin Trudeau, por lo que el partido liberal debe elegir un nuevo líder en unos momentos en que ese país enfrenta varios retos sociales y comerciales.
A lo largo de su tiempo en el cargo, Trudeau adoptó políticas de gasto expansivo, incluyendo recortes fiscales y medidas de estímulo económico para abordar la recesión provocada por la pandemia de COVID-19. En 2020, el gobierno canadiense gastó masivamente para proporcionar ayudas directas a individuos y empresas afectadas por la crisis sanitaria.
En 2024, la deuda pública de Canadá superó los 1.1 billones de dólares canadienses, lo que representa un incremento de más del 80% respecto a los niveles de deuda cuando Trudeau asumió el cargo. La relación deuda/PIB también ha aumentado significativamente, situándose alrededor de 45% a finales de 2024, un nivel considerablemente más alto que en 2015.
El caso hipotético es que el pueblo de Canadá vote a favor de querer pertenecer a los Estados Unidos de América. Un caso parecido es lo que pasó en Inglaterra y su tan polémico Brexit, su salida de la Unión Europea.
Este fue un proceso político que supuso el abandono por parte del Reino Unido de su condición de Estado miembro de la Unión Europea. Tras un referéndum celebrado en el Reino Unido el 23 de junio de 2016 en el que el 51,9 por ciento de los votantes apoyó abandonar la Unión Europea, y dicha salida se logró el 31 de enero del 2020.
Canadá enfrenta retos comerciales con el 25% de aranceles que quiere imponer Donald Trump cuando llegue al poder y esto sumado a futuras crisis económicas y sociales que podría enfrentar ese país, podría desencadenar algún tipo de acuerdo entre ambas naciones.
En conclusión, con respecto a Canadá y el Canal de Panamá es poco probable que Trump pueda cumplir sus deseos. No obstante, con respecto Panamá se puede llegar a un acuerdo que beneficie ambas naciones sin necesidad de Panamá perder el control total.
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