La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento económico para Estados Unidos. Según su informe semestral publicado este martes, el PIB estadounidense crecerá un 1.6 % en 2025 y un 1.5 % en 2026, es decir, ocho y seis décimas menos respectivamente, en comparación con las estimaciones anteriores de diciembre.
Esta corrección llega en medio de un contexto de incertidumbre provocado por un entorno económico volátil y una política comercial más agresiva. Aunque el informe no menciona explícitamente al presidente Donald Trump, el análisis señala que la reciente escalada arancelaria y la volatilidad institucional están impactando directamente el desempeño macroeconómico del país.
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Uno de los factores clave que está debilitando la economía estadounidense, según la OCDE, es el aumento “sin precedentes” de los aranceles. Desde el inicio del segundo mandato presidencial en enero, los aranceles pasaron de un 2.5 % a casi un 16 % en promedio a mediados de mayo, el mayor incremento en más de 80 años.
Esta política proteccionista ya se refleja en un repunte de la inflación. Solo en marzo, los aranceles provocaron un aumento de tres décimas en los precios al consumidor. La OCDE advierte que la inflación alcanzará el 3.9 % a finales de 2025 (con un promedio del 3.2 %) y se mantendrá elevada en 2026, superando el objetivo del 2 %.
“El consumo de los hogares y la inversión empresarial se verán afectados negativamente”, subraya el informe, en un contexto donde el 10 % de la canasta básica de los estadounidenses depende de productos importados. De mantenerse la estrategia actual, los precios podrían incrementarse hasta 2.2 puntos porcentuales adicionales si los minoristas intentan preservar sus márgenes de beneficio.
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Además del freno al crecimiento y la presión inflacionaria, la OCDE alerta sobre el aumento del déficit público, que se situará en torno al 7.5 % del PIB en 2025 y ascenderá al 8.1 % en 2026, empujando la deuda nacional a superar el simbólico 100 % del PIB.
Aunque la recaudación por nuevos aranceles y la reducción de empleados públicos podrían ofrecer un alivio temporal, este efecto sería anulado por la desaceleración económica y la extensión de las rebajas fiscales impulsadas por la actual administración. Esta dinámica pone en riesgo la estabilidad fiscal a mediano plazo, especialmente si se retrasa la esperada reducción de tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
El informe también emite una crítica clara sobre ciertas decisiones internas del gobierno, en particular el recorte radical del aparato público, implementado por el empresario Elon Musk hasta hace poco. La OCDE sugiere que la reducción del gasto debe ser “selectiva y planificada”, evitando poner en peligro servicios esenciales como la educación superior y la investigación científica, en referencia a recientes amenazas de eliminar fondos a universidades que no acaten directrices migratorias.
Asimismo, se enfatiza que resolver las tensiones comerciales y restaurar la previsibilidad de la política económica son condiciones necesarias para recuperar la confianza y reactivar el crecimiento. “Es indispensable atenuar la incertidumbre generada por la acción pública”, concluye el organismo.
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