China exhibe su poder militar junto a Putin y Kim Jong-un en un desfile histórico

China paralizó su capital para celebrar un desfile militar sin precedentes. El evento, realizado en la plaza de Tiananmén, reunió a líderes autoritarios como Vladímir Putin y Kim Jong-un, quienes acompañaron al presidente Xi Jinping en una escenificación de poder que desafía el orden internacional liderado por Occidente. El acto combinó simbolismo histórico, despliegue tecnológico y un mensaje político claro.

La ceremonia comenzó con 80 salvas, una por cada año desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Luego se izó la bandera nacional y se entonó el himno de la República Popular China.

Tecnología militar de última generación

El desfile mostró el avance del Ejército Popular de Liberación. Se presentaron drones con inteligencia artificial, aviones de alerta temprana como el KJ-600 y misiles hipersónicos como el YJ-20, YJ-21 y el DF-61. Este último es considerado el más avanzado después del DF-41.

También se exhibieron sistemas de defensa antimisiles HQ-29 y HQ-20. El tanque Type 99B, con protección activa contra drones, y el lanzacohetes PHL-16, apodado el “Himars chino”, destacaron por su capacidad ofensiva. El momento más esperado fue la presentación del misil nuclear DongFeng-5C, con alcance global.

Un mensaje político en medio de tensiones globales

El evento fue más que una muestra militar. Xi Jinping reafirmó el “rejuvenecimiento imparable” de China, rodeado de líderes sancionados como los presidentes de Irán, Cuba, Birmania y Bielorrusia. La presencia de estos mandatarios refuerza la estrategia de Pekín de consolidarse como alternativa al liderazgo occidental.

China busca posicionarse como una superpotencia confiable, especialmente entre los países del Sur Global. Para el gigante asiático, la política exterior errática de Donald Trump ha abierto una ventana de oportunidad para que Pekín refuerce su influencia.

En ese contexto, el presidente estadounidense Donald Trump reaccionó con sarcasmo en redes sociales, interpretando la reunión como una provocación directa: “Por favor, transmita mis más cálidos saludos a Vladimir Putin y a Kim Jong Un, mientras conspiran contra Estados Unidos de América”

Seguridad extrema y narrativa histórica

Beijing fue blindada durante semanas. Se instalaron escáneres en edificios oficiales, se cerraron avenidas y se prohibió el uso de drones. La vigilancia fue constante en puntos estratégicos de la ciudad.

China también aprovechó el evento para reivindicar su papel en la Segunda Guerra Mundial. Según historiadores locales, el conflicto comenzó en 1931 con la invasión japonesa. De este modo, Pekín afirma que su resistencia debilitó al ejército nipón y contribuyó a la derrota del Eje. Esta narrativa, según medios oficiales, ha sido ignorada por Occidente.

Escenificación de poder y liderazgo

La disposición de los líderes en la tribuna fue simbólica. Xi Jinping, vestido con el uniforme verde oliva de la Comisión Militar Central, tuvo a Putin a su derecha y a Kim Jong-un a su izquierda. Desde un vehículo descapotable, pasó revista a las tropas. Los soldados respondieron con gritos de lealtad al Partido Comunista.

China como centro de gravedad geopolítico

El desfile cerró una semana de intensa actividad diplomática. Días antes, China celebró la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), con líderes del Sur Global y representantes de organismos internacionales. Aunque asistieron figuras como el primer ministro de India, Narendra Modi, y el secretario general de la ONU, António Guterres, ninguno estuvo presente en el desfile militar.

El desfile terminó con la liberación de 80,000 palomas y miles de globos de colores, mientras sonaba la canción «Oda a la Patria», considerada un himno popular no oficial y una clara señal de unidad entre potencias que desafían a Washington.

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