Las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, han desatado una nueva ola de tensiones internacionales. Trump calificó las tarifas del Canal de Panamá como una «estafa» y sugirió la posibilidad de recuperar el control estadounidense sobre esta infraestructura clave para el comercio global. Estas declaraciones han generado fuertes reacciones, no solo en Panamá, sino también en la comunidad internacional, reviviendo debates históricos sobre soberanía y control económico.
El Canal de Panamá, una de las rutas comerciales más importantes del mundo, fue construido por Estados Unidos y administrado por este país hasta 1999. Su transferencia al gobierno panameño, establecida en los Tratados Torrijos-Carter de 1977, marcó un hito en la historia de Panamá, consolidando su soberanía sobre esta infraestructura estratégica.
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Sin embargo, Trump ha cuestionado recientemente este acuerdo histórico, alegando que Estados Unidos está siendo «estafado» por las tarifas actuales de tránsito. Estas declaraciones, realizadas poco antes de asumir su segundo mandato, han provocado una fuerte reacción del presidente panameño, José Raúl Mulino, quien afirmó que «la soberanía del canal es innegociable».
El presidente Mulino respondió a las afirmaciones de Trump con un mensaje claro y contundente. «No, la respuesta es no», dijo, refiriéndose a la posibilidad de renegociar las tarifas del canal. Mulino explicó que los peajes son establecidos mediante un proceso transparente y abierto, en el que participan los principales actores del comercio marítimo. Cambiar esta estructura para satisfacer demandas externas, aseguró, pondría en peligro la sostenibilidad económica del canal y la independencia del país.
Además, Mulino agradeció el apoyo recibido de varios líderes internacionales, quienes se solidarizaron con Panamá en defensa de su soberanía. Entre ellos destacan el presidente colombiano Gustavo Petro y la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, así como el respaldo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y China, que enfatizó su respeto por la soberanía panameña.
El Canal de Panamá es un pilar fundamental de la economía panameña y global. En el año fiscal 2024, generó ingresos de 4.986 millones de dólares, con un aporte de 2.470,7 millones de dólares al fisco panameño. Estos ingresos son cruciales para el desarrollo económico del país y para mantener la competitividad de esta ruta estratégica.
La posición geográfica de Panamá y la eficiencia del canal han hecho de esta infraestructura una de las más importantes para el comercio marítimo global. Cerca del 60 % del comercio mundial utiliza esta ruta, subrayando su papel central en la economía internacional.
Las palabras de Trump llegan en un momento particularmente delicado, cuando Panamá conmemora 35 años de la invasión estadounidense de 1989 y el 25 aniversario de la transferencia del canal. En este contexto, las declaraciones del mandatario electo son vistas como un intento de reabrir viejas heridas y cuestionar la soberanía lograda por el pueblo panameño.
Además, Trump ha señalado al expresidente Jimmy Carter como responsable de la «pérdida» del canal, al firmar los acuerdos de transferencia en 1977. Estas críticas han desatado una lluvia de comentarios tanto a nivel nacional como internacional, destacando la importancia de respetar los acuerdos internacionales vigentes.
La comunidad internacional ha respondido de manera unánime en defensa de la soberanía panameña. China, en particular, ha mostrado su apoyo a Panamá, destacando el canal como una «gran creación del pueblo panameño». Esta postura refuerza las tensiones existentes entre Estados Unidos y China, especialmente en el contexto de una creciente competencia geopolítica en América Latina.
Mientras tanto, líderes regionales como Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro han expresado su solidaridad con Panamá, subrayando la importancia de respetar la independencia de las naciones latinoamericanas. La OEA también se ha pronunciado, instando al pleno cumplimiento de los acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y Panamá.
El anuncio de Trump de nominar a Kevin Marino Cabrera como embajador en Panamá añade una nueva capa de complejidad a las relaciones bilaterales. Marino Cabrera, conocido por su postura alineada con la doctrina «Estados Unidos primero», ha prometido trabajar en defensa de los intereses estadounidenses en la región. Sin embargo, su designación podría tensar aún más las relaciones con Panamá si no se respeta la soberanía del canal.
Por su parte, Mulino ha indicado que está dispuesto a dialogar sobre temas bilaterales importantes, como la migración ilegal, pero ha dejado claro que la soberanía del canal no está en discusión.
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El Canal de Panamá, símbolo de soberanía y motor económico, vuelve a ser centro de atención en el escenario global. Las declaraciones de Trump no solo cuestionan la independencia de Panamá, sino que también reavivan tensiones históricas y geopolíticas. En este contexto, es crucial que ambas partes encuentren un equilibrio entre sus intereses económicos y el respeto mutuo.
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El camino hacia la resolución de este conflicto dependerá de la capacidad de negociación y del compromiso con los principios de soberanía y cooperación internacional. Mientras tanto, el Canal de Panamá seguirá siendo no solo un pilar económico, sino también un símbolo de resistencia y autonomía para el pueblo panameño.
Con estos desafíos en el horizonte, queda claro que el futuro del canal y de las relaciones bilaterales entre Panamá y Estados Unidos será un tema clave en la agenda internacional en los próximos meses.
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