El sector de zonas francas en República Dominicana ha alcanzado cifras históricas, consolidándose como uno de los pilares fundamentales de la economía nacional. En los últimos cuatro años, las exportaciones de estas zonas alcanzaron un impresionante crecimiento del 47.36 %, generando divisas por 8,581.87 millones de dólares. Este desempeño excepcional no solo refleja la fortaleza de la industria, sino que también proyecta una imagen positiva del país como destino atractivo para la inversión extranjera.
En comparación con los 5,823.69 millones de dólares generados al cierre de 2020, las cifras actuales demuestran una capacidad destacada para adaptarse a los retos del mercado global. Según la Asociación Dominicana de Zonas Francas (Adozona), este crecimiento es un claro indicador de la competitividad del país en el comercio internacional.
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Uno de los aspectos más destacados de este auge ha sido el impacto positivo en la generación de empleos. Entre 2020 y el tercer trimestre de 2024, el sector creó casi 30,000 nuevos puestos de trabajo, elevando el total a 197,514 empleos formales, según datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) y el Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (Cnzfe). Esto representa un incremento significativo en comparación con los 168,200 empleos registrados al cierre de 2020.
Luis José Bonilla Bojos, presidente de Adozona, destacó la importancia de estas cifras para las comunidades locales. “El impacto de las zonas francas trasciende los números, ya que contribuyen al desarrollo de comunidades, generan empleos de calidad y fortalecen la imagen de República Dominicana”, afirmó. Estos empleos, además, son una fuente de estabilidad económica para miles de familias y un motor de crecimiento para las regiones donde operan.
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El crecimiento de las zonas francas no hubiera sido posible sin un flujo constante de inversión extranjera directa (IED). Desde el inicio de 2021 hasta el tercer trimestre de 2024, el sector atrajo 1,253.4 millones de dólares en IED. Si se amplía el análisis a un periodo de cuatro años, hasta septiembre de 2024, esta cifra asciende a 1,312.6 millones de dólares.
Estas inversiones no solo fortalecen las infraestructuras del sector, sino que también fomentan la transferencia de tecnología y el desarrollo de capacidades locales. Este interés internacional es un testimonio de la confianza de los inversionistas en el entorno de negocios dominicano. Además, subraya el papel de las zonas francas como catalizadores de crecimiento económico y modernización.
A pesar de estos logros, el sector enfrenta retos significativos en un mercado global cada vez más competitivo. La necesidad de innovar y diversificar la oferta de productos es crucial para mantener el impulso. Por ello, Adozona ha reafirmado su compromiso de trabajar de la mano con el gobierno y otros actores clave para garantizar que las zonas francas sigan siendo un referente de competitividad en la región.
En este contexto, la adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y la automatización, se presenta como una estrategia esencial. Asimismo, fortalecer las cadenas de suministro y promover la sostenibilidad serán factores determinantes para asegurar el éxito a largo plazo.
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El caso de las zonas francas en República Dominicana sirve como un modelo de éxito que otros países en desarrollo pueden replicar. Su capacidad para atraer inversiones, generar empleos y diversificar la economía local demuestra la importancia de un entorno político y regulatorio estable. La colaboración entre el sector público y privado ha sido, sin duda, un factor clave para lograr estos resultados.
Además, la República Dominicana ha sabido posicionarse como un hub estratégico en el Caribe, aprovechando su ubicación geográfica privilegiada y su infraestructura logística en constante mejora. Estas ventajas competitivas no solo fortalecen el comercio internacional, sino que también atraen a empresas de sectores estratégicos, como el textil, la tecnología y la manufactura avanzada.
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Con un panorama optimista, el futuro de las zonas francas en República Dominicana parece prometedor. Sin embargo, para mantener esta tendencia de crecimiento, es fundamental continuar implementando políticas públicas que impulsen la inversión y fomenten la innovación. La educación y capacitación de la fuerza laboral también jugarán un papel crucial en la adaptación a las demandas de una economía globalizada.
En resumen, las zonas francas no solo son un motor económico, sino también un símbolo de la capacidad de República Dominicana para competir en el escenario global. Con exportaciones récord, un flujo constante de inversiones extranjeras y un impacto social positivo, este sector se consolida como una pieza clave en el desarrollo del país. Mantener y fortalecer este liderazgo será esencial para garantizar su sostenibilidad en los años venideros.
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