Estados Unidos pierde su máxima nota crediticia ante creciente deuda - Revista Mercado
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Estados Unidos pierde su máxima nota crediticia ante creciente deuda 

Por | mayo 19, 2025

En un giro que marca un hito en la historia financiera reciente de Estados Unidos, la agencia de calificación Moody’s rebajó el estatus crediticio soberano del país de Aaa a Aa1, rompiendo con más de una década de resistencia frente a esta medida. La decisión, aunque no sorprendente para muchos analistas, subraya una preocupación estructural: el crecimiento descontrolado de la deuda federal y el aumento sostenido en los pagos de intereses. 

Moody’s, con más de 100 años evaluando el riesgo financiero de gobiernos y empresas, justificó la rebaja citando niveles de endeudamiento e intereses públicos muy superiores a los de otros países con calificación similar. Esta acción alinea a Moody’s con otras dos grandes calificadoras: Standard & Poor’s, que redujo la calificación de EE. UU. en 2011, y Fitch Ratings, que hizo lo mismo en 2023. 

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Aunque aún conserva una calificación alta, Estados Unidos ha perdido el prestigioso sello de calidad crediticia total, lo que podría tener repercusiones inmediatas en la confianza de inversionistas, las tasas de interés y el atractivo del dólar como activo seguro global. 

Déficit fiscal y presión por intereses

Estados Unidos enfrenta una acumulación de deuda sin precedentes, con déficits fiscales anuales que superan el billón de dólares y costos por intereses que aumentan exponencialmente. Solo en el presente año fiscal, iniciado el 1 de octubre, el déficit alcanzó 1.05 billones de dólares, un 13 % más que el año anterior. A esto se suman las consecuencias de tasas de interés elevadas, que encarecen aún más la renovación de deuda existente. 

Moody’s advierte que si se extiende la Tax Cuts and Jobs Act de 2017, una medida impulsada por la administración Trump, el déficit primario aumentaría en alrededor de 4 billones de dólares en la próxima década, sin contar los pagos de intereses. Bajo este escenario, el déficit podría llegar al 9 % del PIB en 2035, frente al 6.4 % estimado para 2024. 

La agencia también proyecta que la carga de la deuda federal podría ascender al 134 % del PIB para 2035, un aumento considerable respecto al 98 % en 2024. Estos datos colocan al país en una trayectoria insostenible si no se adoptan reformas fiscales y de gasto estructurales.  

Impacto en los mercados

La reacción de los mercados ante la noticia fue inmediata. El bono del Tesoro a 10 años subió su rendimiento a 4.48 %, reflejando la percepción de mayor riesgo. El ETF de bonos del Tesoro a más de 20 años de iShares cayó un 1 % en operaciones fuera de horario, y el SPDR S&P 500 ETF Trust, que replica el comportamiento de las principales acciones estadounidenses, retrocedió un 0.4 %. 

Para muchos inversionistas, esta rebaja es un símbolo de advertencia más que una sorpresa. El director de inversiones de Bleakley Financial Group, Peter Boockvar, señaló que el problema fundamental sigue siendo la menor demanda extranjera de deuda estadounidense, mientras el volumen de deuda a refinanciar sigue creciendo. 

Además, medidas como los aranceles elevados impuestos por la administración Trump a productos importados han debilitado al dólar frente a otras monedas, haciendo que Estados Unidos pierda parte de su imagen como el lugar más seguro para invertir. Todo esto complica el panorama económico y añade presión al Congreso y a la Casa Blanca. 

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Ausencia de consenso político

Uno de los factores más determinantes en la rebaja de calificación es la incapacidad del sistema político estadounidense para controlar el gasto y abordar el problema estructural del déficit. En su declaración, Moody’s lamentó que ni las administraciones recientes ni el Congreso hayan logrado acuerdos sostenidos para revertir esta tendencia. 

La reciente negativa del Comité de Presupuesto de la Cámara, liderado por el Partido Republicano, a aprobar una nueva ronda de recortes fiscales propuestos por Donald Trump, refleja las divisiones internas y la falta de estrategia fiscal coherente. Este tipo de bloqueos legislativos dificultan aún más la adopción de políticas que corrijan el rumbo. 

Sin una hoja de ruta fiscal clara, la perspectiva a largo plazo para la economía estadounidense queda en entredicho, especialmente frente a eventos geopolíticos, tensiones comerciales y futuros ciclos económicos. 

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Una advertencia o un punto de inflexión 

Aunque Estados Unidos aún mantiene una de las calificaciones más altas posibles, el hecho de que ya no cuente con la máxima nota por parte de las tres grandes agencias representa un punto de inflexión en su credibilidad financiera global. Esto no solo afecta al gobierno federal, sino también a estados, ciudades y empresas que dependen del “paraguas” de la calificación soberana para obtener financiación barata. 

El análisis de Moody’s es más que una nota técnica: es una advertencia sobre la sostenibilidad del modelo económico estadounidense. Los altos niveles de deuda y gasto, combinados con una gobernanza fiscal fragmentada, hacen cada vez más difícil sostener la imagen de solvencia que por décadas acompañó al país. 

En un entorno donde los inversores internacionales evalúan riesgos de forma más rigurosa, la rebaja de Moody’s podría ser el inicio de una tendencia que lleve a EE. UU. a reformular su enfoque sobre deuda, déficit y crecimiento económico. 

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