Estados Unidos y China han pactado una reducción significativa de aranceles durante 90 días, en lo que constituye una pausa crítica en su prolongada guerra comercial. Durante este periodo, ambas potencias buscan allanar el camino hacia un nuevo equilibrio comercial global y restablecer los lazos económicos que se han deteriorado en los últimos años.
En virtud del acuerdo alcanzado este fin de semana en Ginebra, China reducirá los aranceles aplicados a productos estadounidenses del 125 % al 10 %, mientras que EE.UU. disminuirá los aranceles sobre bienes chinos del 145 % al 30 %. Esta tregua de 90 días se formalizó mediante un comunicado conjunto emitido por representantes gubernamentales de ambos países, con el objetivo de detener la escalada del conflicto comercial iniciado en 2018.
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Como parte del acuerdo, se establecerá un mecanismo permanente de consulta bilateral, el cual estará encabezado por el viceprimer ministro chino, He Lifeng; el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent; y el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer. Este grupo tendrá la flexibilidad de reunirse en China, EE.UU. o en un país neutral, según lo requieran las circunstancias diplomáticas.
Durante la tregua, se desarrollarán negociaciones técnicas sobre múltiples aspectos del comercio bilateral, más allá de los aranceles. Según explicó Bessent desde Ginebra, se abordarán medidas no arancelarias que afectan el intercambio comercial, con especial énfasis en prácticas aplicadas por China que generan fricciones recurrentes.
«El consenso en estos dos últimos días fue que ninguna de las partes desea un desacoplamiento económico», subrayó Bessent. «Lo que ha ocurrido con aranceles tan elevados equivale prácticamente a un embargo, y nadie quiere esto».
El secretario del Tesoro estadounidense destacó además la actitud positiva de la delegación china y su disposición a avanzar hacia una relación basada en el respeto mutuo. También recalcó que este nuevo canal de diálogo ayudará a evitar futuras escaladas como las que se vivieron en los últimos meses, cuando los gravámenes alcanzaron niveles históricos.
Bessent añadió que EE.UU. continuará trabajando en el fortalecimiento de sectores estratégicos vulnerables, como medicamentos, semiconductores y acero, cuyas debilidades fueron evidenciadas durante la pandemia de COVID-19.
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Uno de los aspectos más relevantes del encuentro fue la inclusión del tema del fentanilo en las discusiones oficiales. Por primera vez, Estados Unidos abordó directamente con China el problema de la producción y exportación de sustancias químicas utilizadas para fabricar esta droga sintética.
Jamieson Greer afirmó desde Ginebra que hubo un nivel inesperado de compromiso por parte de China. «Era la primera vez que China comprendía la magnitud del impacto del fentanilo en Estados Unidos», declaró.
Aunque el tema de los opioides no estaba inicialmente en la agenda comercial, su incorporación representa un paso importante hacia la cooperación multidimensional entre ambos países, extendiendo el alcance del diálogo bilateral más allá del comercio.
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Los mercados financieros globales reaccionaron positivamente al anuncio de la tregua. Poco antes de las 9,00 horas GMT, las principales bolsas europeas mostraban subidas de entre el 0.5 % y el 1.6 %, mientras el índice Euro Stoxx 50, que agrupa a las principales empresas cotizadas del continente, avanzaba un 1.7 %.
En Asia, la respuesta también fue optimista: Hong Kong lideró las ganancias con un alza del 2.98 %, seguida por Shanghái (0.82 %), Shenzhen (1.72 %) y Tokio (0.38 %).
En el mercado de divisas, el euro abrió en su nivel más bajo en un mes frente al dólar, cotizándose a 1.11 dólares. En cuanto a las materias primas, el petróleo Brent aumentó un 3.6 %, alcanzando los 66.25 dólares por barril, mientras que el oro descendió un 3 %, situándose en 3,229 dólares por onza.
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