La cultura de ahorro empieza desde casa, muchas familias proveen herramientas paulatinamente a sus hijos mientras estos desarrollan el conocimiento y habilidades en relación a la microeconomía. Haya sido una pequeña alcancía o simplemente guardar billetes en una gaveta, pero de alguna forma se empieza.
Claro, lo primordial para poder disfrutar parte del dinero trabajado, es saber gestionarlo, lo que incluye ahorrar. El consejo más sonado es: «¡Empieza ahora!», sin embargo, ¿qué tan conveniente resulta iniciar el hábito del ahorro así tan apresurado?
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La única persona capaz de dar respuesta a esa pregunta, es cada individuo en particular. Existen dos factores con mayor incidencia: los ingresos y los egresos, específicamente, gastos necesarios.
Este hábito trae consigo una gran cantidad de ventajas, mejora desde la salud mental hasta las posibilidades de adquirir bienes materiales o complacer caprichos. Sin embargo, el consejo más acertado es empezar a ahorrar desde joven, aunque sea un billete por semana. De esta forma, la «fortuna» incrementa conforme sea posible basado en los ingresos a la cartera personal.
Los gastos vitales en nuestro día a día van dentro de este renglón, por lo que el 50% de los ingresos mensuales deben estar destinados a cubrir nuestras necesidades básicas. Para algunos estilos de vida, este monto no es suficiente, usualmente porque no se tiene claro lo necesario.
Hasta el 30% de todas tus ganancias mensuales son para gastos triviales, comprar comida chatarra, tener una cita especial, visitar el cine, salir con amigos, disfrutar un fin de semana fuera de casa, en fin, aquello que mejore tu calidad de vida y humor.
Para evitar «doler» ante la pérdida del 20% de tus ingresos mensuales, lo más recomendable es descontarlo inmediatamente pase la fecha de cobro. Actuar como si nunca ha existido.
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