En principio, la medida no contiene dinero de ayuda para los gobiernos estatales y locales, una demanda de los demócratas, que prefieren que esos líderes tengan acceso a un fondo de 150,000 millones ya aprobado en marzo.
Tampoco parece, según fuentes conocedoras del asunto citadas este lunes por el diario The Washington Post, que la nueva ley contenga un recorte fiscal, una opción que el presidente estadounidense, Donald Trump, había puesto encima de la mesa al principio de las conversaciones.
Pese a que la medida podría ser aprobada en el Senado en las próximas semanas, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, también tiene que dar su visto bueno antes de llegar al escritorio de Trump.
En caso de aprobarse, este paquete de ayuda sería la segunda acción desde el Congreso para ayudar a reactivar la economía del país.
En marzo, EE.UU. aprobó un paquete de estímulo económico de 2.2 billones de dólares, el mayor de la historia moderna del país, con el objetivo de contrarrestar los efectos de la pandemia del coronavirus.
Ese paquete de estímulo fue el triple del puesto en práctica en 2008 tras el estallido de la crisis financiera, que ascendió a 700,000 millones de dólares.
La reapertura gradual de la economía de Estados Unidos se reflejó en una disminución de 2.2 puntos porcentuales en el índice de desempleo, que en junio alcanzó el 11.1 % con la creación de unos 4.8 millones de puestos de trabajo, una cifra sin precedentes en la historia del país.
Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió este mes que el repunte de casos de COVID-19 es el “principal riesgo” que enfrenta la economía de Estados Unidos, para la cual pronostica una contracción del 37 % interanual en el segundo trimestre.
En su informe anual sobre la economía del país, conocido como Artículo IV, el organismo internacional advirtió que, incluso con el apoyo estatal sin precedentes que ha tenido lugar hasta ahora, la caída del producto interno bruto será de 6.6 % para todo el 2020.