En un viaje intergeneracional que abarca cinco generaciones, Bella Aldea se ha consolidado como un referente en la producción de café en la República Dominicana. Fundada por Franklin Ramirez y su esposa, la empresa no solo se dedica a la producción, sino que también ha expandido sus horizontes hacia el tostado y la exportación de café de alta calidad. Este cambio de enfoque se ha visto motivado por un profundo respeto hacia la tradición familiar y un firme compromiso con la calidad del producto.
Desde sus fincas en Juncalito, a una altura de 1,300 metros en la cordillera central, la familia ha cultivado café con características únicas que reflejan la riqueza del suelo y el clima de la región. El café producido en Juncalito se distingue por sus notas frutales, florales y su marcada acidez, brindando a los consumidores una experiencia sensorial inolvidable. La pasión por el cultivo de café es palpable, ligada a recuerdos familiares de disfrutar de la cosecha y el proceso que rodea al café.
“Nuestra responsabilidad social comienza en Juncalito, donde apoyamos a las escuelas locales y los niños, asegurando que tengan todo lo necesario para su educación”.
Consciente de su impacto en la naturaleza, Bella Aldea cultiva su café bajo sombra, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. Esta filosofía no solo beneficia la producción, sino que también protege la biodiversidad local y contribuye al equilibrio ecológico.
La incursión en el tostado ha presentado nuevos desafíos, dado que es una etapa vital que puede realzar o arruinar el sabor del café. El protagonista de esta historia ha dedicado tiempo a formarse como maestro tostador, obteniendo certificaciones reconocidas para garantizar que cada taza de café que llega al consumidor mantenga su alta calidad desde la siembra hasta el tostado.
La producción de café es una actividad sensible a factores ambientales como el clima, que puede afectar la producción anualmente. Sin embargo, Bella Aldea se esfuerza por mantener una producción constante, promediando entre 2000 quintales de café por año. A pesar de los retos que enfrenta la empresa —desde el reconocimiento de su marca hasta la apertura de nuevos mercados— el compromiso de la familia con la calidad y la responsabilidad social permanece inquebrantable.
Con la firme intención de contribuir a su comunidad, Bella Aldea lleva a cabo dos proyectos destacados. El primero está enfocado en el apoyo educativo, proporcionando a niños de la comunidad materiales escolares necesarios para su desarrollo. El segundo, una jornada de alegría durante la Navidad, busca compartir momentos de felicidad con los más jóvenes. Además, la empresa ofrece oportunidades laborales a jóvenes que deseen involucrarse en el mundo del café, fortaleciendo así el lazo con su comunidad.
Hoy en día, el café de Bella Aldea se encuentra disponible en supermercados y tiendas a nivel nacional, y la familia invita a todos a descubrir y disfrutar de su producto. A través de su página web y redes sociales, buscan promover la conexión entre el consumidor y el café dominicano, resaltando la singularidad de cada origen y al mismo tiempo, fomentando un profundo respeto por los productores locales que, con dedicación, ofrecen café de alta calidad.
En suma, la historia de Bella Aldea es un testimonio de tradición, sostenibilidad y pasión por el café, que continúa creciendo y adaptándose a las demandas del mercado, todo mientras honra su legado familiar.
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