Un Sueño Hecho Realidad: La Trayectoria de Marqués de Murrieta y Castillo de Ygay
En el mundo del vino, hay momentos que trascienden las simples degustaciones; son experiencias que marcan la vida y las relaciones. La historia de amistad entre Vicente Dalmau Cebrían-Sangarriga – presidente de Marqués de Murrieta y estates & Wines; y Giuseppe Bonarelli – presidente ejecutivo CEO El Catador, que comenzó hace 25 años en La Rioja, hoy se celebra en el corazón de Santo Domingo, donde ambos han convertido un sueño en realidad, elevando la cultura del vino en la República Dominicana.
La primera vez que se rencontraron, Vicente recibió a Giuseppe en su bodega de manera acogedora y cordial, estableciendo un vínculo que ha florecido a lo largo de las décadas. “Un sueño hecho realidad es ver que, 25 años después, estamos aquí como una mejor versión de nosotros mismos”, reflexiona Giuseppe. Ambos han contribuido a la felicidad de muchas personas a través del vino, convirtiéndose en embajadores de la calidad y el legado de Marqués de Murrieta.
Castillo de Ygay, uno de los vinos más reconocidos a nivel mundial, ocupa un lugar especial en esta celebración. Este vino es la manifestación de un legado familiar y la pasión por la excelencia. “En el negocio del vino, las relaciones importan”, subraya Vicente, enfatizando que es la amistad y el trabajo en equipo lo que ha permitido alcanzar logros notables, como el reconocimiento de “la mejor bodega del mundo”.
“El vino ha pasado de ser una bebida ocasional a ser parte de la vida diaria de muchos”, indica Giuseppe, y es precisamente este cambio el que ha visto florecer el amor y la apreciación por marcas como Marqués de Murrieta.
La evolución del paladar dominicano ha sido significativa en estos años. Desde aquella época en que el vino era una bebida poco conocida, hasta hoy, en que los dominicanos buscan constantemente vinos de calidad y están cada vez más interesados en la cultura vinícola. “El vino ha pasado de ser una bebida ocasional a ser parte de la vida diaria de muchos”, indica Giuseppe, y es precisamente este cambio el que ha visto florecer el amor y la apreciación por marcas como Marqués de Murrieta.
Vicente extiende el horizonte de su producción con la añada 2012 de Castillo de Ygay, un vino que es considerado el cierre de un ciclo, marcado por la constancia de cuatro añadas excepcionales. “El 2012 es especial; representa el final de un periodo y el inicio de otro, pero nuestro compromiso con la calidad siempre será la prioridad”, resalta Vicente.
La filosofía detrás de cada botella es sencilla: respeto por el tiempo. “El vino es un ser vivo que evoluciona. Disfrutar de una botella no solo implica saborear su contenido, sino vivir una historia”, explica Giuseppe. Este enfoque sensorial también se traduce en maridajes excepcionales. La cena que se aproxima va a ejecutar armoniosamente sabores que complementen la complejidad de Castillo de Ygay, enriqueciendo la experiencia de cada comensal.
Además, Vicente y Giuseppe tienen claro que la calidad no debe ser un lujo inalcanzable. “Queremos que el vino de Marqués de Murrieta sea accesible para aquellos que buscan algo más que una bebida; buscamos crear recuerdos y compartir momentos”, menciona Vicente.
Cuando se pregunta acerca de lo que un consumidor dominicano puede esperar al abrir una botella de Castillo de Ygay, tanto Vicente como Giuseppe coinciden: “Es una invitación a una conversación, un recorrido a través de la historia de nuestra bodega y la pasión por el vino”. Cada copa cuenta una historia diferente, y el último sorbo es la culminación de esa experiencia; un recordatorio del arte de crear un vino excepcional.
La relación que se ha forjado en estos 25 años no es solo un símbolo de amistad, sino también de la evolución de un mercado que promueve la cultura del vino. “Hoy, el vino español ocupa un lugar privilegiado en la mesa dominicana, y juntos hemos sido parte de esa transformación”, concluyen ambos con una sonrisa.
Así, celebramos no solo la calidad del vino, sino también la capacidad de las relaciones humanas para crear sueños y hacerlos realidad. Marqués de Murrieta y Castillo de Ygay no son solo nombres; son la expresión de una pasión que perdura en el tiempo y que invita a disfrutar cada copa como un verdadero tesoro. Un sueño hecho realidad, por y para todos los amantes del vino.
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