Michelle Obama: "No eres una mala madre por ser feliz"
La antillana

Michelle Obama y la maternidad real: «No eres una mala madre por hacer lo que te hace feliz»

Por | mayo 21, 2025

Michelle Obama: "No eres una mala madre por ser feliz"

Michelle Obama no necesita presentación. Abogada, escritora, oradora y una de las figuras femeninas más influyentes de las últimas décadas. Pero detrás del podio, los discursos inspiradores y las portadas de libros superventas, hay una madre que también ha enfrentado el vértigo de criar hijas bajo el escrutinio público… y bajo sus propios estándares de exigencia.

Durante una reciente sesión de preguntas con sus seguidores en Instagram —parte de la gira promocional de su libro Becoming—, Michelle habló con inusitada honestidad sobre lo que considera una de las verdades más difíciles de digerir en la maternidad: “Aceptar que tus hijos no siempre serán felices contigo”.

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Una afirmación que, en tiempos donde se mide el éxito parental por la aprobación constante de los hijos, se siente casi subversiva.

Maternar sin perderse en el intento, según Michelle Obama

“Para poder ser la mejor versión de mí misma como madre, primero tengo que priorizarme”, dice Obama, un consejo que desentona con la narrativa de la madre abnegada que se sacrifica hasta el agotamiento. Para ella, el autocuidado no es lujo, es estrategia. Dormir bien, ejercitarse y recargar energía son —en sus palabras— “no negociables”, especialmente cuando las exigencias externas amenazan con devorar el tiempo y el espacio interior.

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En este punto, su visión resuena con una creciente tendencia en el mundo empresarial femenino: el liderazgo regenerativo. Las ejecutivas que han logrado mantener el equilibrio entre resultados y bienestar están entendiendo lo mismo que Michelle: cuidarse no es egoísmo, es sostenibilidad.

Según datos del Harvard Business Review, las líderes que integran rutinas de descanso y desconexión tienen un 23% más de probabilidades de reportar alta satisfacción profesional y un 31% menos de riesgo de burnout.

Culpa, esa sombra que no desaparece

“La culpa nunca se va”, admite la ex primera dama, con la claridad de quien no intenta vender fórmulas perfectas. Pero también con la firmeza de quien ha aprendido a convivir con ella sin rendirse.

Michelle recuerda que perseguir tus sueños no te hace menos madre. Esta perspectiva se alinea con una de las grandes discusiones del siglo XXI: ¿Es posible tener ambición sin sentirse constantemente en deuda con la familia?

Un estudio del Journal of Family Psychology indica que los hijos de madres que se sienten realizadas profesionalmente tienden a desarrollar mayor autoestima y resiliencia, incluso si sus madres pasan menos tiempo físico con ellos. Calidad sobre cantidad, un mantra que Michelle no solo repite, sino que encarna.

Educar con el ejemplo, no con el discurso

Una de las lecciones más poderosas que Michelle ha compartido es el rol del modelaje emocional en la crianza. “Los niños reciben señales de nosotros. Si los adultos reaccionamos con calma, ellos también lo harán”, explica, recordando cómo sus hijas vivieron la transición a la Casa Blanca.

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Este enfoque de liderazgo emocional en el hogar tiene ecos en la gestión empresarial moderna. Así como los equipos replican el tono emocional de sus líderes, los hijos absorben la energía emocional de sus madres. Liderar desde la serenidad —incluso cuando todo cambia alrededor— es una habilidad que va más allá de la maternidad.

 

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La maternidad, ese rol sin métricas claras bajo la óptica de Michelle Obama

En el mundo corporativo, las métricas definen el éxito. Pero en la maternidad, los KPI’s son difusos. No hay informes trimestrales que validen si una decisión fue correcta. Por eso, aceptar que un hijo esté momentáneamente molesto, decepcionado o confundido por una decisión materna, es parte del aprendizaje emocional de ambos.

Michelle Obama lo resume sin adornos: “Ser madre no es ser popular todo el tiempo. Es sostener incluso cuando no te aplauden”.

 

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Un mensaje para las madres líderes

Las mujeres que lideran empresas, equipos y movimientos también lideran hogares. A menudo, esa doble carga se convierte en un juego de malabares emocional. Pero al igual que Michelle, muchas están comenzando a soltar el ideal de perfección para abrazar algo más realista: la coherencia, la autenticidad, y la valentía de priorizar su bienestar sin pedir perdón por ello.

Michelle Obama no da recetas. Pero sus palabras —desde su experiencia como madre, esposa, profesional y figura pública— son una guía luminosa para una nueva generación de mujeres que ya no quieren elegir entre ser madres presentes o líderes exitosas.

Porque ser una buena madre no es evitar el conflicto, sino acompañar con amor mientras enseñas a caminar en él.

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