Tras su salida tumultuosa de Outdoor Voices, marca que redefinió el athleisure y sedujo a una generación de mujeres con su mantra “Doing Things”, Ty Haney no se replegó. Todo lo contrario: se reinventó. En pleno auge de la Web3, fundó Try Your Best (TYB), una startup que hoy, más que una plataforma, se posiciona como la columna vertebral de una nueva forma de hacer marketing: el comercio comunitario.
En lugar de competir en el saturado ecosistema digital a base de clics y CPM, Haney propone un modelo donde las consumidoras —en su mayoría mujeres jóvenes, digitales y leales— dejan de ser espectadoras y se convierten en socias activas de las marcas. TYB utiliza perfiles basados en blockchain para mapear la lealtad de cada usuario y transferirla entre marcas, algo que en la práctica permite que tu reputación como fan de Glossier tenga valor si te mudas a Rare Beauty o Nike. El engagement promedio supera el 40 % mensual y, según la propia Haney, las marcas pueden captar entre un 5 y 10 % de sus ingresos por esta vía, sin depender del ecosistema de Meta.
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Con 200 marcas activas —entre ellas Urban Outfitters, Poppi, Saie y próximamente Crocs— y dos millones de usuarias, TYB logró sortear el criptoinvierno con una narrativa poderosa: darle herramientas a las marcas para construir comunidades genuinas. En abril, Ty Haney cerró una ronda Serie A de 11 millones de dólares, codirigida por Offline Ventures y Strobe Ventures, sumando un capital total de 23,5 millones. A diferencia de su primera experiencia, esta vez lo hizo bajo un principio de mínima dilución y foco estratégico. “Ahora soy más precisa sobre quién entra a la mesa y cuánto capital necesitamos realmente”, afirma.
Su propuesta no es solo tecnológica, sino cultural. TYB convierte a las clientas en creadoras, les asigna logros gamificados, coleccionables digitales (NFT) y beneficios transferibles entre marcas. Lo que busca Haney no es otra plataforma de fidelización, sino crear una red de afinidad femenina y millennial que haga del consumo un acto de pertenencia. “Las mujeres ya están generando contenido espontáneamente, creando rituales de belleza y bienestar. Solo necesitaban una infraestructura para capitalizar ese comportamiento”, explica.
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A cinco años del escándalo que la llevó a dejar su primer emprendimiento, Haney demuestra que no solo aprendió, sino que evolucionó. Con Try Your Best, está construyendo un puente entre el branding emocional y la tecnología descentralizada, redefiniendo qué significa ser leal a una marca en la era post-redes sociales.
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