Si bien existen múltiples documentaciones sobre el Síndrome del Impostor, hay variantes de las que poco se habla o se confunden con otros síndromes. Por años las working mothers han estado experimentando un estado emocional que se le atribuye al posparto, y en caso de persistir la sensación se le reduce a «cosas de mujeres».
Hoy esa emoción, pensamiento recurrente o estado mental tiene nombre, algunos le identifican como Síndrome del ‘momposter’. Es eso que Pshychology Today describió con la experiencia de una empresaria, «no cargué a mi hija por mucho tiempo, no tuve un trabajo de parto y tampoco amamanté. En mis momentos más oscuros, me preocupa ser simplemente una muy buena niñera».
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A este pensamiento se le pueden sumar o restar múltiples diálogos, que todos destilan la misma emoción: ser una impostora como madre.
Existe una mujer que le ha dado respuesta a esta interrogante. La española Marta Grañó Calvete, consultora en Diversidad, Innovación y Personas quien se ha dedicado a impulsar el valor de la diversidad. Ha sido gestora de inversiones en su propia empresa CAP3 Consultors, actualmente es profesora en ESADE con importantes participaciones en TEDx y con más de 2,000 horas de formación InCompany impartida en grandes organizaciones.
Con su libro ¿Somos malas madres?, Grañó ofrece una perspectiva diferente para las madres que son empresarias y ejecutivas. «Desde que nacieron mis hijos, he vivido muchos años con el remordimiento de ser una mala madre. Pensando en mis hijos cuando estaban en el trabajo y pensando en el trabajo cuando estaba con mis hijos», dice en la sinopsis de su libro.
Sin embargo, ella destaca la importancia que científicos han conseguido en el impacto positivo que tienen las madres trabajadoras en sus hijos. De hecho, ella apuesta a trabajar fuera de casa como una forma de garantizar el bienestar dentro.
1. Toma un respiro: cuando los sentimientos de inseguridad arropan, lo mejor es tomar una pequeña pausa. Algunos psicólogos recomiendan tomar respiraciones profundas por 60 segundos, para regresar a abordar aquello que estés haciendo.
2. Encuentra un espacio seguro para tu bienestar: cuando se sufre del síndrome de la impostora, se disfruta muy poco hablando de sí misma o siendo el centro de atención. Esto hace necesario crear ambientes seguros, donde puedas hablar de tus logros y de ti misma de forma positiva, sin generar incomodidad. Lo importante de este ejercicio es verbalizar todo lo positivo que hay en ti.
3. Recuerda que fuiste elegida: Erica Baker, directora principal y directora de cuentas grupales en Firehouse, sugiere este ejercicio aunque para ella es uno de los más difíciles, pero más importante. Consiste en recordar que estás en el puesto que estás porque alguien te seleccionó para ello, y continúas en él por la confianza que has ganado.
4. No has engañado a nadie: comencemos subrayando lo difícil que resulta hablar sobre ti misma, como para pensar que has engañado a alguien. La maternidad es un camino en constante construcción y eso lo ha dejado claro Grañó.
Por: Karime Rivas.
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