Finlandia y Suecia, dos Estados nórdicos neutrales, al parecer cruzaron los límites rusos uniéndose a la OTAN; Finlandia y Suecia rompieron la tradición del silencio, ¿esto hará de Europa un lugar más seguro o más peligrosos luego de unirse a esta organización?
«Hay una amplia mayoría en el parlamento sueco a favor de la entrada en la OTAN», dijo la primera ministra Magdalena Andersson tras un debate sobre política de seguridad en el parlamento. «Lo mejor para Suecia y la población sueca es entrar en la OTAN».
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Con estas palabras la socialdemócrata Andersson selló formalmente el ingreso, poniendo fin a siglos de política exterior basada en la no alineación. Sin embargo, desde los años 90 ambos países le hacían un guiño a Estados Unidos, mediante colaboraciones con las prácticas de la OTAN.
Ya en 2014, después de la invasión rusa en la península de Crimea, ambos países aumentaron su colaboración formal a pesar de seguir como aliados externos. Sin embargo, esto Rusia lo considera una amenaza gracias al artículo 5 de la OTAN, que se refiere a la defensa colectiva e implica un ataque contra un aliado es considerado también como un ataque al resto de los miembros.
Uno de los requisitos principales para invocar el artículo 5, es destinar al menos 2% del Producto Interno Bruto a gastos de defensa, algo que Finlandia ya hace y que Suecia se ha comprometido a alcanzar para los próximos años.
Sanna Marin ha sido firme en su forma de responder a Putin y participar en esta organización es una bofetada al mandatario. Es una forma de abrir las puertas a Estados Unidos con posibilidades de un despliegue de armas nucleares en sus territorios, aunque los expertos definen esta posibilidad como «un problema interno de la OTAN, que los europeos en general odian y que suecos y finlandeses parecen estar claros no quererlas».
La BBC publicó en un análisis sobre el escenario europeo post alianza, el detalle de los pasos que faltarían para concretar el acuerdo.
En primer lugar había que formalizar la solicitud ante el parlamento, pasos que ya Sanna Marin y Magdalena Andersson han hecho.
En el caso de Finlandia ya está en marcha una forma de integración militar. Recientemente dotaciones de tanques británicos llevaron a cabo ejercicios con una brigada blindada finlandesa, así como con tropas estadounidenses, letonas y estonias, como parte de la llamada Fuerza Expedicionaria Conjunta.
Más allá del liderazgo femenino, desde una perspectiva militar, la incorporación de las fuerzas armadas sustanciales de Finlandia y/o Suecia impulsaría de forma considerable la capacidad defensiva de la OTAN en el norte de Europa, donde las fuerzas rusas la superan masivamente en términos cuantitativos.
Finlandia aportaría aviones de combate F35, reseña la BBC, mientras Suecia tiene baterías de misiles Patriot y ha reforzado la presencia militar en su gran isla báltica de Gotland, cuyo espacio aéreo fue traspasado por aviones de combate rusos recientemente.
Estamos hablando de dos fuerzas armadas expertas en guerra ártica y están entrenadas para luchar y sobrevivir en los bosques helados de Escandinavia. La historia lo demuestra, cuando Rusia atacó Finlancia en la Segunda Guerra Mundial, los finlandeses lucharon ferozmente contra los invasores, provocando grandes pérdidas.
Geográficamente, la incorporación de Finlandia llenaría un enorme vacío en la defensa de la OTAN, duplicando la extensión de sus fronteras con Rusia. La seguridad y la estabilidad en el Mar Báltico, asegura Hodges, han mejorado drásticamente a día de hoy.
Desde el punto de vista político, apuntalaría la cohesión de Occidente para la defensa mutua, enviando una señal a Putin de que prácticamente toda Europa está unida contra su invasión de un país soberano, Ucrania.
Por: KR / Reuters.