En la era digital, TikTok ha emergido como un protagonista inesperado en la industria de la moda, redefiniendo cómo se crean y consumen las tendencias. A diferencia de épocas anteriores, donde las casas de moda y las pasarelas dictaban el estilo, hoy son los usuarios quienes, a través de videos virales, establecen qué es tendencia y qué no. Esta inversión de roles plantea una cuestión crucial: ¿podrán las marcas tradicionales adaptarse y sobrevivir en este nuevo panorama?
TikTok ha democratizado la moda, permitiendo que cualquier usuario con un dispositivo móvil influya en las tendencias globales. Microtendencias como el «coquette core» o el «aesthetic E-Girl» nacen y se propagan en cuestión de días, impulsadas por creadores de contenido que conectan directamente con sus audiencias. Esta rapidez ha desafiado a las marcas tradicionales, que operan con ciclos de producción más largos y, a menudo, no logran adaptarse con la misma celeridad.
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Marcas como Shein han capitalizado esta velocidad, ofreciendo entre 700 y 1.000 nuevos estilos diarios para satisfacer la demanda inmediata de los consumidores. Sin embargo, este modelo ha sido criticado por su impacto ambiental y prácticas laborales cuestionables. La presión por mantenerse al día con las tendencias efímeras ha llevado a un aumento en el consumo desechable, generando preocupaciones sobre la sostenibilidad y la ética en la moda.
Frente a este desafío, las marcas de lujo han adoptado estrategias innovadoras para mantenerse relevantes. Colaboraciones con influencers de TikTok, como las realizadas por Gucci y Louis Vuitton, buscan conectar con audiencias más jóvenes y digitales. Estas alianzas permiten a las marcas de alta gama mostrar una faceta más accesible y auténtica, adaptándose al lenguaje y ritmo de las redes sociales sin perder su esencia.
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A medida que los consumidores se vuelven más conscientes, la autenticidad y la sostenibilidad se han convertido en valores clave. Movimientos como el «slow fashion» y el auge de la ropa de segunda mano han ganado tracción, impulsados por creadores que educan sobre el impacto ambiental de la moda rápida. Las marcas que abrazan la transparencia y adoptan prácticas éticas no solo responden a una demanda creciente, sino que también construyen relaciones más sólidas y duraderas con sus clientes.
La capacidad de adaptación será determinante para la supervivencia de las marcas en este nuevo ecosistema. Aquellas que integren la agilidad digital, colaboren genuinamente con creadores y adopten prácticas sostenibles estarán mejor posicionadas para prosperar. En contraste, las que se aferren a modelos tradicionales corren el riesgo de volverse obsoletas en un mercado cada vez más dinámico y orientado por el consumidor.
TikTok ha reconfigurado las reglas del juego en la moda, otorgando el poder de dictar tendencias a los consumidores. Las marcas que reconozcan y se adapten a esta realidad no solo sobrevivirán, sino que también podrán prosperar en esta era de constante evolución.
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