El Black Friday, tradicionalmente conocido por ser la jornada más frenética del año para las compras, ha experimentado una transformación que va mucho más allá de su fecha original. Lo que antes era un evento exclusivo de 24 horas, centrado en ofertas de última hora y largas filas en tiendas físicas, hoy se ha expandido a un periodo de rebajas de casi un mes. Este cambio refleja las nuevas dinámicas de consumo y las estrategias de los comercios para captar la atención de los compradores antes, durante y después del Día de Acción de Gracias.
En lugar de esperar al viernes posterior al Día de Acción de Gracias, los consumidores comienzan a ver las ofertas semanas antes. Los correos electrónicos con anuncios de «los mejores precios del año» comienzan a inundar los buzones de entrada desde principios de noviembre. Esta práctica ha convertido al Black Friday en un evento extendido, donde las promociones empiezan a mediados de octubre y continúan mucho después del Día de Acción de Gracias, hasta principios de diciembre.
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Jeffrey Gennette, CEO de Macy’s, explicó recientemente en una llamada con inversionistas que el panorama de las ventas ha cambiado de manera significativa. Según Gennette, «estamos en medio de un periodo de descuentos previos, y no es sólo Macy’s, sino que nuestros competidores también están siguiendo esta tendencia». Así, los consumidores ya no necesitan esperar al viernes negro para conseguir rebajas, sino que tienen acceso a descuentos anticipados, a menudo en línea, durante semanas.
Esta evolución hacia un mes de rebajas responde a la necesidad de los minoristas de diversificar sus estrategias de ventas. «No quieres reducir tanto los precios que termines vendiendo por debajo de tu margen de ganancia», comentó Dale Rogers, profesor de la Universidad Estatal de Arizona para el New York Times. El objetivo ahora es atraer demanda temprano, captando la atención de los compradores antes de que otros grandes eventos, como el Cyber Monday o las compras de última hora en Navidad, puedan hacerse sentir.
Y es que el Black Friday ya no se trata solo de una fecha en el calendario estadounidense. El evento, que comenzó como una tradición local, se ha globalizado, y hoy en día es una de las festividades comerciales más importantes a nivel mundial, especialmente en mercados como Europa, América Latina y Asia.
Aunque el Black Friday ha perdido parte de su mística original, la fecha sigue siendo un indicador clave de la temporada de compras. Según Craig Johnson, fundador de la consultora Customer Growth Partners, «El Black Friday sigue siendo un evento cultural, pero ya no es lo que solía ser». Las aglomeraciones en los pasillos de las tiendas y las estampidas por un televisor barato han quedado atrás, mientras que las compras en línea dominan el panorama.
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Sin embargo, el Black Friday no ha desaparecido completamente. Las grandes cadenas aún realizan ofertas exclusivas en tiendas físicas el viernes posterior al Día de Acción de Gracias. Pero la verdadera temporada de compras comienza mucho antes. Los consumidores han aprendido a esperar, investigar y comparar precios con antelación, lo que les permite aprovechar descuentos de hasta el 70% en productos de tecnología, moda y más, todo sin salir de casa.
Lo que está claro es que el fenómeno del Black Friday se ha convertido en una especie de preludio a la temporada navideña. Extendiendo así las rebajas y transformando la forma en que los consumidores compran. Los descuentos ahora abarcan todo el mes de noviembre y continúan durante diciembre. Esto es una señal de que los minoristas no están dispuestos a limitar su periodo de ventas a solo unos pocos días.
Además, las predicciones para el fin de año sugieren que las ventas de las fiestas aumentarán entre un 3% y un 4% con respecto al año anterior, según la Federación Nacional de Minoristas. Aunque esto no alcanza los incrementos espectaculares de los últimos años, sigue siendo un crecimiento positivo que refleja el cambio en el comportamiento del consumidor. Son menos compras impulsivas y más planificación para obtener las mejores ofertas.
Lo cierto es que la idea del Black Friday como un solo día de ofertas masivas ha quedado atrás. Ahora, el mes de noviembre se ha convertido en un campo de batalla para los minoristas. Quienes se ven obligados a adaptarse a las nuevas demandas de los consumidores. Al ofrecer descuentos de manera continua, los comerciantes buscan capturar la atención de un consumidor más informado. El mismo que cada vez más opta por comprar en línea y planificar sus compras con antelación. En este nuevo panorama, el Black Friday sigue siendo relevante, pero de una forma completamente diferente.
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