Estás en el trabajo y abres una ventana para ponerte a leer, te distraes con el teléfono y cuando haces todo a un lado vas de un pensamiento a otro. Tranquila, esto le ha pasado a todas. La incapacidad de fijar nuestra atención es humano y se ha incrementado a causa de las nuevas tecnologías y, más concretamente por las redes sociales, de allí la necesidad de conocer estas estrategias de concentración.
En el trabajo, a la falta de concentración debemos sumarle que a menudo te puedes ver envuelta en tareas tediosas y repetitivas que te alejan de toda posibilidad de ser productiva y, mucho menos, creativa.
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La concentración es tan delicada, que tu puesto de trabajo e incluso la música que escuchas pueden influir en el cumplimiento de la titánica tarea de lo que muchos califican como «presentismo tóxico».
De acuerdo a una investigación publicada por Nature, muchas mujeres tenemos la fuerte tendencia a enfrentar la correcciones añadiendo más tareas. Este sesgo cognitivo, nos hace creer que mejorar es aumentar. El reto es frenar tu mente para que haga lo contrario. En lugar de añadir muchos micropasos para ejecutar una macrotarea. En resumen, piensa en si el problema al que te enfrentas podría resolverse mejor haciéndolo «más simple».
Un estudio publicado en otra revista científica, Plos One, revelaba que las personas que miran videos o fotos de cachorros y bebés, realizaban su trabajo con mayor atención y cuidado que aquellos que no. No importa si eliges Instagram o Youtube, la decisión de qué mirar debería estar clara. Estas estrategias de concentración tiene como base hacerte feliz.
De acuerdo a un estudio realizado por Harvard, cerca de un 47% de nuestro tiempo lo pasamos fantaseando. Ya que se trata de algo inevitable, Paul Seli, el profesor de Harvard que condujo este estudio, propone que reserves un tiempo en tu agenda para permitir que la mente salga de paseo.
El estudio distingue entre divagaciones accidentales e intencionales: las primeras son las que nos ayudan a terminar las tareas, pero saber encauzar las segundas puede tener efectos positivos en nuestra concentración.
En un estudio, se les puso a la mitad de los participantes un vídeo tan gracioso que les hizo reírse a carcajadas, mientras que el resto de los encuestados miraron un video relajante, pero no divertido. A continuación, se les pidió completar un puzzle imposible de resolver y se comprobó que aquellos que se habían divertido lo intentaron durante más tiempo, con más ganas y con menos quejas que el grupo de control.
¿Y qué es el trabajo si no un rompecabezas que no acaba jamás? Si lo vas a tener que hacer igualmente, hazlo con ganas. Y si no las tienes, hazlo con risas. Lo dice la ciencia. (KR)
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