En el mundo de los negocios tenemos la concepción de que el éxito nace del sacrificio y del trabajo duro, y hay personas que erróneamente piensan que para conseguir el éxito profesional deben anteponer el trabajo a todo lo demás y, por tanto, escogen no tomar vacaciones. La fórmula perfecta para el burnout y la pérdida de ingresos de las empresas.
De acuerdo a las cifras de The Motley Fool, el 40% de los trabajadores estadounidenses son conocidos por trabajar más de 50 horas semanales y otro 20% trabaja 60 horas o más.
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Eva Porto, la psicóloga especializada en Recursos Humanos más popular en TikTok e Instagram, especifica que la cultura de la empresa es responsable en muchos casos de este comportamiento. «Son compañías que asocian que un empleado esté en su puesto durante muchas horas con un alto nivel de compromiso, rendimiento y profesionalidad», dijo.
«Es habitual que este tipo de empresas refuercen públicamente a los empleados que renuncian a sus vacaciones y sacrifican su vida personal por el trabajo», agrega. Si a esto le añadimos los supervisores que nunca vacacionan, es probable que los empleados experimente sentimientos de culpabilidad, miedo o vergüenza cada vez que deben solicitar sus días libres.
De acuerdo a un estudio realizado por Allianz Partners, el 25% de los millennials aseguran sentirse nerviosos cuando piden vacaciones a sus jefes frente al 14% de los miembros de la generación X y un 6% de los mayores de 55 años. La investigación apunta que los miembros de esta generación toman una media de tres días menos de vacaciones al año.
Las principales causas de esta pérdida de días libres obedecen a la necesidad de que jefes y compañeros sean conscientes de su compromiso y esfuerzo, así como a cierto narcisismo y autopercepción como indispensables.
Recientemente, Alejandra Nuño, socióloga y experta en crecimiento empresarial, fue citada por El País entorno al tema: «Nadie debería alardear de no coger sus vacaciones. Y las empresas que fomenten esa cultura no están mirando al nuevo diálogo empresarial ni al nuevo paradigma productivo, por lo que más pronto que tarde, dejarán de ser relevantes. Hemos vivido en la cultura de la cantidad versus la calidad, pero ahora eso ya no funciona».
Para algunos tomar vacaciones es motivo de estrés, porque representa un sinónimo de cumplimiento con sus obligaciones económicas o la satisfacción del exceso de apetito laboral. Sin embargo, no tomar vacaciones puede afectar tanto física como mentalmente a las personas, pero también puede afectar el ámbito social del trabajador.
Diferentes investigaciones asocian la falta de vacaciones con problemas cardiovasculares, con un mayor índice de presión arterial, malas digestiones, problemas de sueño y síndromes depresivos. Según un estudio de la Universidad de Uppsala (Suecia), el índice de infartos baja durante los periodos vacacionales y se acentúa los lunes.
Además existe otro motivo fundamental por el que las personas necesitan tomar sus vacaciones. Otro estudio publicado en The Washington Post demuestra que los trabajadores se vuelven más felices y provocan «una pandemia viral de felicidad». Más allá de las reflexiones, también establecieron una relación inversamente proporcional entre las visitas a consultar por depresión y la cantidad de personas de vacaciones.
A este problema han contribuido de forma especial los smartphones que, según una reciente encuesta realizada por la empresa de viajes Pangea, son los responsables de que seis de cada 10 personas no desconecten en sus vacaciones.
La única salida a este problema reposa en la fórmula de las tres D: Descansar, desconectar y disfrutar. Y aunque descansar es el principal aspecto que se busca durante las vacaciones, psiquiatras como Domenech defienden que no hay que darle esa importancia.
«Decir que las vacaciones son para descansar es darle demasiada importancia al trabajo, que debe tener la justa. El descanso debe buscarse cada día y durante todo el año, no enfocarlo en las vacaciones», dice.
En cuanto a disfrutar, «las vacaciones deben ser para pasarlo bien, aprender y estar en contactos con otros. El problema de quienes no saben disfrutar de las vacaciones es que no saben qué hacer. Tiene que buscar actividades que les ayuden a llenar los huecos que les deja el trabajo», añade.
De hecho, ante la fatiga emocional los expertos recomiendan no tomar vacaciones, sino emprender otras acciones, como aprender un idioma o aficionarse a algo. Y algo más, que destaca el experto en recursos humanos: «las vacaciones ayudan a tener un momento para pensar en uno mismo, tanto a nivel personal como laboral. No se puede crecer como persona y estar satisfecho con uno mismo si no hay estos momentos de reflexión».
Por: KR.
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