Aunque podemos clasificar los trabajos por la predominancia de actividad, si es mental o física, en realidad no existe un trabajo 100 % mental o físico. Sin embargo, existen trabajos en que las mujeres tienen mayor ‘carga mental y esto se debe a la cantidad de información que maneja la persona encargada de la gestión en su cabeza.
El nacimiento del término ‘carga mental’ surge del constante esfuerzo mental y emocional que conlleva el día a día de muchas madres, que ha quedado evidenciado en libros, ensayos, estudios y toda la documentación posible. El verdadero reto no se encuentra en la ejecución de tareas, sino en el procesamiento constante de información y toma de decisiones en la que no se involucran todos los miembros de la familia.
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Este tema pasó de ser algo doméstico a representar un riesgo laboral para las mujeres. Y es que no estamos hablando del volumen de trabajo, ni su ejecución, se trata más bien de la exigencia mental que se requiere de un trabajador a lo largo de su jornada.
Este es uno de los riesgos más silenciosos que existen, ya que se trata de algo invisible y difícil de cuantificar, por lo que se trata de un riesgo no remunerado. En algunos países como España, cuando se habla de seguridad laboral se toman en cuenta algunas variables como las exigencias del trabajo y las características de quién las realiza.
La digitalización en los puestos de trabajo exponen a los colaboradores a factores como el perfeccionismo de la sociedad, la novedad de la digitalización y la rapidez que demandan las grandes ciudades. Todo esto contribuye a sumar carga mental que se traduce en una fatiga crónica.
Las características de la personalidad y la capacidad para afrontarlo, es diferente para cada mujer y esto define mucho acerca de la carga mental. Sin embargo, la sociedad por sus estructuras establecidas, tiende a colocar en las mujeres ese rol de toma de decisiones en la crianza de los hijos, la familia y el trabajo.
Una sobrecarga constante puede afectar la salud física y mental. Y una de las evidencias más grandes de esto es cuando la persona deja de discernir entre sus necesidades. Comienza a entrar en un ciclo de trabajo excesivo, con poco descanso, afectando directamente la capacidad de tomar decisiones.
Si esta conducto se alarga en el tiempo, el resultado de acuerdo a los psicólogos es una persona insatisfecha con su vida y poco motivada.
Si las exigencias del hogar han recaído en las mujeres, no es de extrañar que en el trabajo sea igual. Las mujeres han sido educadas para estar pendientes de los cuidados domésticos y familiar, con la presión adicional de desarrollar una carrera profesional exitosa.
Para ponerle un alto a esta sobrecarga, el primer paso es identificar que está sucediendo. Algunos psicólogos recomiendan hacer una lista, donde coloques cada actividad que realizas y su valor. De este modo, te darás cuenta del verdadero desgaste al que te estás sometiendo.
Otra práctica que recomiendan es el mindfulness, con esta técnica podrás estar en el presente, poniendo tu atención en una cosa a la vez. Este enfoque va a permitir que tu mente deje de pensar, organizar y decidir a cada instante.
Y por último, aprende a poner límites saludables para romper con la creencia de que las mujeres tienen mayor carga mental.
Por: Karime Rivas.
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