Comenzar ‘desde abajo’ es parte de la cultura organizacional que sembró Amancio Ortega en el corazón de Inditex, sin excluir de ella a su propia hija. Su heredera, Marta Ortega, antes de tener un puesto decente en la empresa de su padre, doblaba ropa en Bershka y ordenaba estantes repletos de jeans.
Marta Ortega es la única hija del matrimonio entre Amancio Ortega y su actual mujer Flora Pérez. Una mujer llena de perseverancia que antes de ser la encargada de moda de Zara Women, tuvo que escalar posición desde ser una simple dependienta en Zara.
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Recientemente ella salió del anonimato que caracterizaba a la familia Ortega, para posar con bastante ligereza ante el lente del fotógrafo de la revista Wall Street Journal. Sin embargo, nuestra protagonista no es una simple influencer, ni aspira a serlo. Es la heredera del grupo Inditex y la hija del hombre que está en la lista de los más ricos del planeta.
Esta misteriosa figura tiene apenas 37 años. Nació en Vigo, España, y en verdad nunca se ha mostrado como una persona mediática, pero su recorrido dentro de la empresa familiar capta la atención de los medios: nadie mejor que ella para conocer a fondo el business. Ha pasado por cada departamento, ventas, moda, diseño y finanzas.
Sin lugar a dudas por sus venas fluye la sangre empresarial . Terminó el Colegio Santa María del Mar, La Coruña y después asistió a un internado en Suiza.
De allí se fue a Londres a estudiar Comercio Internacional en la European Business School. Allí ella se educó y cultivó su afición por el deporte hípico. Su padre compró el hipódromo Casa Novas, donde concursa la élite de España, como la Infanta Elena.
Trabajó de incógnito por mucho tiempo, las otras compañeras de trabajo tardaron un poco en darse cuenta de quién se trataba. La verdad es que Marta Ortega para entonces era bastante tímida y tenía apenas unos 23 años. Algunos la describen como una chica que hablaba muy bajo y siempre miraba al suelo, lo que la delató fue un Rolex costoso que una vez olvidó quitarse antes de entrar a trabajar.
Su primer marido fue un jinete profesional, con quien tuvo su primer hijo y aunque su vida profesional es bastante discreta, se supo en 2015 del divorcio con Sergio Álvarez Moya. Años más tarde se casó con Carlos Torretta Echivaria con quien tuvo una hija y aún siguen casados.
Cuando Marta decidió romper el silencio con The Wall Street Journal, se creó un efecto de ondas en un estanque lleno de declaraciones a los medios, y es que no ha roto su silencio en una plataforma cualquiera, sino en un medio de prestigio, referencia del sector financiero y norteamericano. Y lo ha hecho, además, dejando a un lado la confidencialidad de siempre, posando para el fotógrafo de moda Steven Meisel y protagonizando una portada de titular llamativa: «Marta Ortega Pérez: el arma secreta de Zara».
Con esto ha dado un paso al frente en el liderazgo de la compañía. Aunque con muchos nuevos matices apalancados en las nuevas culturas sociales basadas en lo digital y la aspiración a ser influencer. Porque el estilo de liderazgo de Marta Ortega es tan personal e intransferible como heterodoxo.
Para empezar, Ortega ni siquiera ha tenido un despacho propio (su padre tampoco lo tenía) en la sede de Inditex en Arteixo y trabaja, según cuenta el medio norteamericano, en una mesa de trabajo que comparte con otros compañeros. Y sin embargo, tal como ella cuenta, se reúne a diario con el jefe de operaciones financieras Miguel Díaz, con el que repasa, por ejemplo, cuáles son los productos más vendidos de la compañía a nivel global. También visita semanalmente las tiendas de Zara, se dedica a supervisar el diseño de la línea femenina y a gestionar la imagen de la marca o el merchandising. ¡En movimiento!.
Pero pese a una omnipresencia que alcanza departamentos muy diferentes (desde el estrictamente financiero hasta el diseño de las nuevas colecciones) Ortega confiesa que ignora las cuentas de la compañía que el año pasado registró unos ingresos netos de 19.800 millones de dólares. «Por supuesto que somos una gran compañía, pero siento que no es tan grande, no sé nada sobre las grandes cifras. Ni siquiera queremos hablar de ellas. En nuestro trabajo diario no es algo que nos preocupe», explica al Wall Street Journal.
Quizás, su atípico liderazgo encuentra explicación en el ejemplo de su padre. Más que heredera de una compañía, Ortega se siente sucesora de una cultura empresarial que pone el trabajo en equipo y el capital humano en el centro del engranaje y su éxito. «No se trata de una persona haciendo un buen trabajo. Somos un equipo. Mi padre nunca fue el mejor en ninguna cosa en particular, pero fue el mejor en encontrar a la mejor persona para hacer cada cosa», explica.
«Siempre estaré donde más me necesite la compañía», explica Ortega. «Nunca sabes tu futuro y yo estoy abierta. Pero para ser sincera, preferiría seguir estando cerca del producto. Creo que es lo que siempre hizo mi padre», añade dejando claro que seguirá ejerciendo un estilo de liderazgo discreto y más pegado al día a día de la marca que a las grandes decisiones ejecutivas.
«Marta es muy humilde, pero al mismo tiempo, por supuesto, tiene opiniones firmes sobre muchas cosas diferentes», explica al semanario norteamericano Pablo Isla, presidente de Inditex. Ya se veía venir el auge del papel de Ortega en el destino del imperio textil, que ahora queda asentado con el anuncio de la toma de posesión como CEO para el próximo abril 2022. (KR)
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