La historia de Luiza Trajano no es el típico cuento de Cenicienta, porque no hay baile, príncipe ni carroza, pero no sería exageración si subrayamos la magia que posee la biografía de Luiza Trajano de 73 años, la dependienta que ha convertido la tienda de regalos familiar en una empresa cotizada en bolsa.
Los inicios de Magalu se remontan a una pequeña tienda de la ciudad de Franca, al interior de São Paulo. Pero, ¿qué hizo la emprendedora brasileña para que Magalu se convirtiera en el gigante nacional de ventas al menudeo por internet que es hoy, al grado de convertir a Luisa Trajano en una de las personas más ricas e influyentes de Brasil?
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Además de ser la fundadora de Magazine Luiza, Luiza Trajano es su presidenta y mayor accionista. Creció con su mayor influencia en casa: su madre y su tía. Licenciada en Derecho en 1972, Trajano trabajó en los sectores de facturación y ventas antes de convertirse en presidenta del Consejo de Administración de Magazine Luiza, donde demostró que adelantarse a su tiempo puede significar éxito y crecimiento exponencial, pues bajo su dirección, la empresa creó las primeras apariciones en televisión nacional, expandiendo al mismo tiempo la red de tiendas de Magalu a otros estados de Brasil.
Hoy son 1,400 tiendas físicas, que venden desde cremas hasta cazuelas o cámaras de video, las que obedecen los designios de la billonaria Luiza. Podría ser el equivalente brasileño de Amancio Ortega o Jeff Bezos, si no liderara una agenda social pocas veces vistas en las élites empresariales: es una decidida activista contra el racismo estructural y el machismo.
Luiza Trajano comenzó a trabajar en el negocio familiar como dependienta desde su adolescencia y enseguida se dio cuenta de la importancia capital de la motivación del personal: «Ya con 17 o 18 años se me ocurrían pequeñas revoluciones, como llevar a un psicólogo a la tienda», ha recordado en varias entrevistas. Tras tomar el mando del negocio en 1991, su primer proyecto fue la expansión nacional con un objetivo en mente: «Poner al alcance de muchos lo que ha sido un privilegio para unos pocos». Su secreto para conseguirlo fue construir una cultura en la que los empleados estuvieran comprometidos con el éxito de la marca.
Sus dos iniciativas más polémicas han tenido lugar en los últimos años, con su hijo Federico Trajano (45 años) ya como director general y ella haciendo las veces de embajadora y presidenta del consejo de administración. La primera tiene que ver con su activismo antirracista que le llevó a ocupar un lugar especial en el New York Times: cerró las puertas de su programa de prácticas para universitarios a los participantes blancos. La polémica fue enorme pero Luiza no retrocedió: «Me asusta mucho más un cliente que me escribe para decirme que fue mal entendido», dijo en televisión, donde explicó cómo 350 años de esclavitud han dejado atrás al 54% de la población brasileña.
Luiza Trajano defiende la discriminación positiva y se declara feminista. De hecho, desde 2013 lidera el grupo Mulheres do Brasil, con más de 100.000 integrantes que luchan por la igualdad desde lo más básico (el acceso a productos de higiene menstrual, por ejemplo), a la participación de las mujeres en las instancias de poder brasileñas (incluido el Parlamento, donde solo el 15% son diputadas). Toda esta actividad social y política le ha convertido en un referente para el socialismo brasileño, pero de continuo Luiza Trajano rechaza ofertas irrechazables de, por ejemplo, Dilma Roussef.
En internet ha habido grandes especulaciones con la posibilidad de que Trajano se convierta en un comodín en las elecciones presidenciales de este año, tal vez como compañera de fórmula de da Silva, el candidato favorito. Aunque ella ha descartado categóricamente desempeñar ese papel, está claro que Bolsonaro ha llegado a verla como una amenaza para sus perspectivas de reelección. (KR)
