El lenguaje es un atributo hermoso de los seres humanos, una herramienta que nos define como humanos y un gran privilegio que muchas veces no apreciamos. Lleva consigo experiencia, un estado, un sentimiento o una transformación que se puede trasladar a la vida profesional.
Aunque al momento de comunicarnos surjan inseguridades, realmente todas llevamos una ‘supercomunicadora’ dentro. Sin embargo, para que estos superpoderes salgan, hace falta formarnos para entender aquellas claves de la comunicación que, unidas a nuestra personalidad, nos permitan alcanzar a las personas.
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El lenguaje es un proceso que crea nuevas realidades, se adapta a los tiempos y nos permite discutir varios asuntos. Todo el tiempo estamos declarando, afirmando cosas, prometemos, hacemos pedidos u ofertas de acuerdo al momento que vivimos. Hasta las charlas triviales pueden ser importantes para el funcionamiento de la sociedad.
Según Mar Abad, “el lenguaje de ahora es impaciente y está marcado por la velocidad vertiginosa en la que andamos”. Pero es nuestra obligación que la hipervelocidad y conectividad no se conviertan en un obstáculo.
Un buen mensaje debe ser expresado con autenticidad, pasión, claridad, asertividad y empatía, pero ¿qué más?
Cuando hablamos de lenguaje asertivo poco tiene que ver con la reacción de tu interlocutor, pero sí tiene mucho que ver con la forma en que lo haces. El lenguaje asertivo consiste en expresar de forma auténtica lo que piensas de manera directa, honesta y empática. Este tipo de comunicación es más efectiva que mantener un lenguaje pasivo como la sumisión, con miradas esquivas, tono de voz bajo y posturas defensivas.
Al comunicarnos de manera asertiva podemos transmitir nuestras necesidades y deseos legítimos de forma racional y madura sin provocar molestias o malestar a nosotros mismos o a los demás.
Esta buena costumbre está sostenida en la empatía y forma parte de un pensamiento positivo. Las ideas pueden señalar, discutir y criticar, pero atacar la esencia de las personas (lo que somos) no es buena estrategia. La habilidad de hacer críticas constructivas es sin duda un superpoder de la comunicación.
Una excelente forma de contactar con tu lenguaje interior y tus pensamientos se encuentra en la escritora. Es un reflejo pleno del pensamiento, que es visto como lenguaje replegado sobre sí mismo.
Escribir sobre nuestras vivencias y acerca de lo que pensamos nos ayuda a revisar y organizar nuestros pensamientos y volver a ellos las veces que queramos. Sirve como un radar para detectar la influencia exagerada de nuestro lenguaje emocional o la aparición repetitiva de ideas de culpa, miedos o rencores que valdría la pena trabajar con especialistas.
Las cosas que nos decimos son importantes, ellas definen lo que diremos a los demás. Y es una de las herramientas poderosas de la comunicación, ¿las pondrás en práctica en tu vida profesional?
Por: KR.
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