En un contexto global donde las relaciones internacionales se redibujan con trazos de empatía, cultura y cooperación simbólica, la primera dama dominicana Raquel Arbaje protagonizó una jornada que trasciende la cortesía protocolar. En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025, Arbaje participó en un encuentro organizado por Brigitte Macron en Saint-Paul de Vence, un enclave que conjuga historia, arte y diplomacia en el sur de Francia.
Más allá de una simple visita cultural, el evento se convirtió en un ejercicio de soft power —el poder blando que se ejerce desde la influencia simbólica y cultural— con mujeres al timón. En lugar de discursos formales, la jornada ofreció callejones empedrados, galerías de arte moderno y conversaciones informales entre primeras damas, cónyuges de jefes de Estado y líderes internacionales. Un escenario donde las alianzas se tejen con sutileza, entre obras de Miró y Calder, y no con tinta sobre papel.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Saint-Paul de Vence, donde se desarrolló la actividad, no fue una elección casual. Este pueblo es un ícono del arte moderno europeo y un símbolo de resistencia cultural. Su Fundación Maeght, considerada uno de los centros de arte moderno más importantes del continente, sirvió de telón de fondo para que las líderes compartieran experiencias, inquietudes y visiones sobre temas transversales que afectan a sus países.
“Cada instante de esta visita ofreció una experiencia singular”, dijo Arbaje, quien agradeció a Brigitte Macron por su invitación, así como a las autoridades locales que colaboraron con la actividad. Pero su mensaje fue más allá de lo protocolar: la primera dama dominicana habló del poder del diálogo auténtico, de cómo estos espacios de intercambio cultural pueden abrir rutas más efectivas para la cooperación internacional, incluso en temas tan urgentes como la crisis climática.
Quizás te pueda interesar: Raquel Arbaje, una Primera Dama muy solidaria
Aunque el evento formó parte de las actividades paralelas a la Cumbre de los Océanos —donde se discuten políticas sobre desarrollo sostenible y protección del medio ambiente marino— la agenda no se limitó al ámbito ecológico. La jornada fue una muestra de cómo las primeras damas, tradicionalmente encasilladas en roles secundarios, están redefiniendo su impacto político a través de canales alternativos: cultura, género, salud mental y cooperación social.
En los últimos años, figuras como Arbaje han apostado por una diplomacia centrada en valores. Desde República Dominicana, su rol ha combinado el activismo en temas de niñez y violencia con una visión más integral del desarrollo humano. Este tipo de presencia internacional fortalece no solo la imagen-país, sino también el tejido diplomático desde lo simbólico. Y eso, en términos de branding nacional, puede ser tan potente como una cumbre económica.
En la era del liderazgo femenino, las agendas suaves ya no son accesorias, sino estratégicas. Mientras los jefes de Estado debaten sobre tratados y convenios, sus cónyuges están construyendo una arquitectura paralela de cooperación basada en afinidades, respeto cultural y visibilidad compartida. Y en esa dinámica, Francia vuelve a colocarse como epicentro de la diplomacia cultural, esta vez de la mano de una mujer como Brigitte Macron, que entiende el peso simbólico de su rol más allá del Elíseo.
Quizás te pueda interesar: Oriett Domenech, la confeccionadora del vestuario de la Primera Dama Raquel Arbaje
Para República Dominicana, la presencia de Raquel Arbaje en estos escenarios abre nuevas rutas: alianzas educativas, redes de cooperación para la infancia y la posibilidad de posicionar al país como un actor relevante en la conversación global sobre desarrollo humano, no solo desde el Caribe, sino desde una perspectiva femenina, moderna y culturalmente activa.
La jornada en Saint-Paul de Vence fue más que una actividad cultural: fue un recordatorio de que el liderazgo también se ejerce sin micrófono. Que la diplomacia de las primeras damas puede marcar la diferencia en la construcción de consensos, desde el arte, la escucha y la belleza compartida. Y que el poder blando, cuando se usa con inteligencia, es una herramienta más eficaz que cualquier discurso técnico.
Raquel Arbaje lo demostró con elegancia. Y el sur de Francia fue, por un día, el epicentro del poder suave con acento caribeño.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.
Con la compra de tu suscripción digital, recibes acceso a contenido premium dentro de nuestra plataforma web.
Acceso exclusivo a noticias, entrevistas y artículos
Acceso prioritario a eventos
Newsletters digitales diarios
Acceso exclusivo a noticias, entrevistas y artículos
Acceso prioritario a eventos
Newsletters digitales diarios
Newsletters especiales y especializados
12 ediciones digitales de Mercado
12 ediciones digitales de Market Brief
Nuevas ediciones al instante en tu correo