Lorea Arribalzaga, nueva embajadora de España en RD, llega con una hoja de ruta para el desarrollo

Con una trayectoria de más de dos décadas en el servicio diplomático y un perfil que combina finanzas, desarrollo internacional y liderazgo público, Lorea Arribalzaga Ceballos ha sido designada como nueva embajadora de España en la República Dominicana. Su nombramiento no solo refuerza los lazos bilaterales entre ambos países, sino que también representa un avance significativo en la representación femenina en el cuerpo diplomático español: es la tercera mujer que ocupa este cargo desde el restablecimiento de la democracia dominicana.

Arribalzaga, licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Deusto (1995), pertenece a una nueva generación de diplomáticas que entienden la política exterior como un instrumento de influencia económica, transformación institucional y construcción de alianzas estratégicas en contextos regionales. Su formación incluye el programa de Liderazgo en Gestión Pública de IESE Business School (2011-2012), uno de los más prestigiosos de Europa en materia de alta dirección pública.

Una diplomática de terreno y estrategia

Desde su ingreso a la carrera diplomática en 2001, ha ejercido en embajadas clave para la política exterior iberoamericana como Costa Rica, Ecuador e Italia. Pero su papel ha sido especialmente influyente en los servicios centrales del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde se desempeñó como subdirectora general para Países Andinos (2017-2021), un período crucial para las relaciones entre España y América Latina en medio de crisis políticas regionales, inestabilidad económica y reformas democráticas.

También lideró, entre 2011 y 2012, la Subdirección General de Políticas de Desarrollo, lo que le permitió consolidar una visión holística sobre cooperación internacional y sostenibilidad, factores cada vez más determinantes en la agenda global de inversión.

Su paso más reciente por la Embajada de España en Eslovaquia, donde fue embajadora desde 2021, le aportó experiencia en un entorno europeo marcado por la guerra en Ucrania, la reconfiguración energética del continente y las tensiones geopolíticas con Rusia.

Una visión renovada de las relaciones hispano-dominicanas

Su llegada a Santo Domingo no es casual: España considera a la República Dominicana un socio estratégico en el Caribe y un centro de operaciones clave para empresas ibéricas que buscan expandirse en la región. En ese sentido, la experiencia de Arribalzaga en diplomacia económica y desarrollo es particularmente valiosa en un momento en el que las inversiones en energías renovables, infraestructuras y turismo sostenible están en plena expansión.

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Su nombramiento también envía un mensaje claro sobre la apuesta del Gobierno español por el liderazgo femenino en la diplomacia: antes de ella, solo dos mujeres habían ocupado el mismo cargo: María Jesús Figa López-Palop (2002–2005) y María de la Almudena Mazarrasa Alvear (2005–2008). Con Arribalzaga, no solo se suma una tercera figura femenina, sino una profesional con un perfil técnico, global y contemporáneo, alineado con los desafíos actuales de la política exterior.

Perspectiva de futuro

Lorea Arribalzaga llega a un país que atraviesa un período de crecimiento sostenido, pero también de tensiones sociales y transformaciones institucionales. Desde su rol, se espera que impulse una agenda centrada en la cooperación digital, la promoción del español como puente cultural y económico, y el fortalecimiento de la inversión responsable en sectores estratégicos.

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El escenario está listo para una diplomacia de alto nivel, y todo indica que la nueva embajadora no solo continuará el legado de sus predecesoras, sino que también abrirá nuevas rutas para la relación bilateral. La mirada está puesta ahora en cómo capitalizará su experiencia para posicionar a España como un socio de valor en la región y a la República Dominicana como un nodo clave para los intereses europeos en el Caribe.

En un mundo donde las mujeres aún deben abrirse camino en espacios de poder, Lorea Arribalzaga Ceballos es más que una embajadora: es un símbolo de avance, resiliencia y capacidad estratégica.

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