En el sector de la tecnología, Katrina Lake irrumpió con una propuesta radical: usar ciencia de datos para transformar una industria tan humana y subjetiva como la moda. Stitch Fix, la empresa que fundó en 2011 desde su apartamento en Cambridge, no solo reinventó la experiencia de comprar ropa; también se convirtió, en noviembre de 2017, en la primera compañía de tecnología fundada y liderada por una mujer en salir exitosamente a la bolsa en los últimos cuatro años. Y eso no es menor: en ese mismo período, todas las IPOs tech estuvieron encabezadas por hombres.
La historia de Lake es una que combina visión, estrategia y una ejecución milimétrica. Graduada en economía de Stanford y con un MBA de Harvard, se interesó desde temprano por el potencial de los algoritmos para predecir el comportamiento del consumidor. Stitch Fix nació con un modelo de negocio híbrido que, en ese entonces, desafiaba las convenciones: un e-commerce de ropa personalizada que une asesoría de imagen, inteligencia artificial y estilistas humanos para ofrecer un servicio de “personal shopping” escalable.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Quizás te pueda interesar: Sonia Sotomayor, la jueza que llevó a América Latina a la Corte Suprema
El concepto era simple pero potente: el cliente llena un cuestionario con sus preferencias de estilo, tallas, presupuesto y necesidades. A partir de esa información, un algoritmo —alimentado por datos y refinado por estilistas humanos— selecciona y envía un conjunto completo, desde prendas hasta accesorios. Si algo no gusta, se devuelve sin costo. Si gusta, se paga solo lo que uno se queda. Una solución pensada para personas sin tiempo que, además, elimina la fricción de las decisiones de compra.
Uno de los grandes diferenciadores de Stitch Fix fue su apuesta temprana por el machine learning como núcleo del modelo de negocio. Su equipo de data scientists (el más grande de cualquier empresa de retail en su etapa de crecimiento) trabaja con algoritmos que no solo predicen qué quiere un cliente, sino también qué podría gustarle mañana. Este nivel de personalización impulsó su crecimiento: en 2017, año de su IPO, Stitch Fix reportó ingresos por US$977 millones y logró levantar US$120 millones en su oferta pública inicial.
Lejos del frenesí especulativo, Lake defendió desde el inicio una visión de crecimiento sostenido y rentable. “Queremos construir algo que perdure”, declaró en su primera aparición en el Nasdaq, convirtiéndose en la CEO más joven en llevar una empresa a la bolsa. Tenía 34 años.
Katrina Lake desafió múltiples convenciones al mismo tiempo: no solo fue la primera mujer en fundar y liderar una tech company que salió a bolsa en años, sino que además lo hizo en un campo —la moda— que suele subestimarse en Silicon Valley, y con un enfoque centrado en la experiencia femenina del vestir. En la foto de su IPO, lo dijo todo sin palabras: subió al estrado del Nasdaq con su hijo pequeño en brazos, visibilizando la maternidad como parte de su identidad como líder.
Quizás te pueda interesar: Christy Luciano, al mando de la nueva etapa de Ecored
Ese gesto simbólico recorrió los medios y encendió una conversación urgente: ¿por qué, en pleno siglo XXI, siguen siendo tan escasas las fundadoras que logran escalar en tecnología? Según PitchBook, solo el 2% del capital de riesgo en EE.UU. va a startups fundadas exclusivamente por mujeres. En ese contexto, lo de Lake no es solo un logro individual; es una grieta en el muro.
Más que moda: expansión, diversidad y futuro
Stitch Fix empezó como un servicio para mujeres, pero su evolución ha sido constante. En 2016, lanzaron una línea para hombres; luego, ropa de tallas grandes, maternidad y hasta colecciones para niños. También ampliaron su portafolio con marcas de distintos niveles de precio, logrando una segmentación más inclusiva. Actualmente, trabajan en la expansión internacional y en nuevos formatos de experiencia personalizada, con miras a una integración aún más profunda de IA generativa en sus procesos.
El caso de Katrina Lake marca un antes y un después. Mientras muchas fundadoras enfrentan cuestionamientos sobre si pueden “liderar una empresa de alto crecimiento”, ella simplemente lo hizo. Sin estridencias. Con datos. Con resultados.
En un ecosistema acostumbrado a nombres como Musk, Bezos, Gates o Zuckerberg, la historia de Lake ofrece una narrativa diferente: la del liderazgo que escucha, que prioriza el diseño de experiencias centradas en el cliente, y que apuesta por la tecnología no como fin, sino como medio para conectar mejor con las personas.
Hoy, más que nunca, necesitamos multiplicar estos modelos. Porque como dijo una vez Marian Wright Edelman: “You can’t be what you can’t see”. Y Katrina Lake, con Stitch Fix, no solo creó una empresa exitosa. También nos enseñó a imaginar un futuro donde las mujeres lideran, innovan y, sí, también marcan tendencia.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.