En un hito histórico para el sector industrial dominicano, Claudia Pellerano ha sido nombrada presidenta de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (Adozona), convirtiéndose en la primera mujer en liderar la organización desde su fundación en 1988. Pellerano, quien también preside el Consejo de Administración de la Zona Franca Las Américas, asume este rol en un momento clave para la economía del país.
«Respecto a la participación de la mujer en posiciones de alta responsabilidad en las empresas, prefiero la expresión ‘peldaños rotos’ a la de ‘techo de cristal’. Porque la escalera de las mujeres de todas las edades, profesiones y niveles, además de tener peldaños rotos, suele ser mucho más larga que la de los hombres», afirma Pellerano.
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Su nombramiento llega en un momento estratégico para las zonas francas en República Dominicana. A pesar de los desafíos globales, la industria ha demostrado su resiliencia y capacidad de adaptación, lo que convierte al país en un destino clave para el nearshoring y la inversión en sectores de alto valor.
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Pellerano asume la presidencia de Adozona con el compromiso de fortalecer la infraestructura y las capacidades operativas de las zonas francas dominicanas. Su enfoque está alineado con el potencial del país para atraer inversiones en sectores estratégicos como dispositivos médicos, electrónica, automotriz y manufactura avanzada.
«Nos proponemos lograr una participación efectiva en los esfuerzos de alineamiento de promoción y captación de nearshoring, para generar un sistema robusto de retención y expansión de las inversiones. Si conseguimos atraer sectores como los de dispositivos médicos, electrónica, automotriz y manufactura avanzada, daremos un gran salto cualitativo», explica.
Para alcanzar estos objetivos, Pellerano destaca la necesidad de fomentar el desarrollo de clústeres industriales, establecer políticas que integren a empresas globales con PYMES nacionales y promover alianzas con organismos internacionales para acceder a fondos de cooperación y transferencia de tecnología. «Nuestros planes son muy ambiciosos, pero están sustentados en la probada capacidad de nuestro sector y en las oportunidades únicas que tiene el país en estos momentos», añade.
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El crecimiento del sector de zonas francas en República Dominicana no está exento de retos. Pellerano identifica tres áreas críticas que requieren atención prioritaria: el desarrollo de infraestructura, la disponibilidad de talento calificado y la consolidación de una cadena de suministro eficiente.
«Las empresas líderes en el mundo apuestan cada vez más a los avances tecnológicos y han centrado su enfoque en la sostenibilidad. República Dominicana tiene la oportunidad única de convertirse en un destino estratégico para el nearshoring», sostiene.
El reto, según Pellerano, es asegurar que el país se alinee con las prioridades globales y diversifique las inversiones en sectores de alto valor agregado que demandan innovación y desarrollo tecnológico. «No sólo aspiramos a competir, nos hemos propuesto ser líderes en esos sectores estratégicos», enfatiza.
Además de su nuevo rol en Adozona, Claudia Pellerano lidera la Asociación de Zonas Francas de Iberoamérica (AZFA) y es parte de la Organización Mundial de Zonas Francas (WFZO). Lejos de ser una carga adicional, considera que estos roles se complementan y enriquecen su gestión en el país.
«Esos intercambios me han permitido conocer las mejores prácticas internacionales y las tendencias que van definiendo la visión y los planes de las zonas francas a nivel regional, continental y global. Eso nos ayuda a tomar mejores decisiones, contribuir al posicionamiento de nuestras zonas francas y atraer inversiones para el país», señala.
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Su experiencia en AZFA le ha brindado un conocimiento profundo sobre el desarrollo de las zonas francas en otros países de la región, lo que le permite aplicar esas lecciones en República Dominicana. «Nuestras diferencias y semejanzas, cada experiencia, cada intercambio, me ha enriquecido y me ha hecho mejor», afirma.
La digitalización y la automatización están transformando la industria global, y las zonas francas dominicanas no pueden quedarse atrás. «La tecnología será determinante en el futuro de nuestras zonas francas. El desarrollo tecnológico de nuestras zonas francas es directamente proporcional a su crecimiento», dice Pellerano.
El uso de tecnologías avanzadas no solo mejora la eficiencia operativa y la seguridad, sino que también contribuye a la transparencia y la competitividad del sector. Desde la automatización de procesos hasta la digitalización de la cadena logística, la innovación es clave para posicionar a República Dominicana como un destino atractivo para la inversión.
Asimismo, la sostenibilidad es un eje central en la visión de Pellerano para Adozona. «La sostenibilidad es hoy también uno de los grandes factores que toman en cuenta las grandes corporaciones a la hora de decidir dónde se establecen», sostiene.
Bajo su liderazgo, la Asociación trabaja en la certificación de sostenibilidad de sus empresas afiliadas, promoviendo el uso de energías renovables, la protección de los recursos hídricos y la gestión responsable de residuos. «Nuestra Asociación actualmente trabaja para que cada uno de nuestros asociados logre las certificaciones de sostenibilidad y posicionar al país como un líder en sostenibilidad industrial en la región», destaca.
Como la primera mujer en liderar Adozona, Pellerano reconoce la importancia de la diversidad en la toma de decisiones estratégicas y el impacto positivo de la equidad de género en el ámbito empresarial. Sin embargo, su enfoque trasciende las etiquetas individuales.
«Un legado nunca lo construye una sola persona, tampoco sería bueno que tenga un género específico, porque eso quiere decir que no es diverso», afirma. «Más que dejar un legado individual, quisiera seguir aportado al legado de Adozona y al legado de las zonas francas, que han estado contribuyendo por cincuenta años de una manera decisiva al desarrollo económico y social de República Dominicana».
Con una visión clara y un liderazgo sólido, Claudia Pellerano no solo marca un hito en la historia de Adozona, sino que también se posiciona como una pieza clave en la evolución del sector de zonas francas en el país.
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