Jacqueline Mars, la tercera generación de un imperio de chocolates

La fábrica de chocolates no tiene a un personaje exótico interpretado por Johnny Depp detrás y tampoco es una historia dulce de contar. El imperio millonario de Mars, M&M y Snickers entre otros productos alimenticios, bebidas y comidas caninas, tuvo un giro trágico en el 2013 en manos de Jacqueline Mars, la heredera del negocio familiar.

Con una fortuna estimada en 25,800 millones de dólares, Mars como heredera es parte de ese férreo pacto de discreción familiar que mantiene el clan tras un velo de misterio.

Graduada en antropología y divorciada con tres hijos, es dueña de un tercio de la compañía Mars, la mayor empresa productora de dulces del mundo. La nieta del fundador de la empresa se ha dejado ver en púbico en pocas ocasiones y, aunque no le gustan las fotos, ni páginas de redes sociales, no deja de participar en eventos ecuestres o en exclusivas funciones de ópera.

Con el apodo de «El Kremlin», por la máxima discreción con la que opera, la firma está instalada en un edificio anónimo no tan distante de la central de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

La cabecilla de ‘El Kremlin’

La compañía cuya sede está en Virginia, Estados Unidos, tuvo al frente a Jacqueline Mars como parte de una dinastía empresarial que partió en 1911, cuando su abuelo, Frank Mars empezó a vender dulces en Tacoma, Washington.

El primero en heredar la compañía fue su padre Forrest, quien se hizo cargo del negocio y lo expandió al rubro de la comida para animales. Luego Jacqueline Mars estuvo como miembro del directorio de la empresa familiar, hasta el año pasado, del cual su hijo, Stephen Badger es presidente.

Pero este directorio no es el único al que pertenece. Conocida filántropa, Mars es parte de seis directorios, entre los cuales se encuentran los Archivos Nacionales, la Ópera Nacional de Washington y el Instituto Smithsoniano, un centro de investigación que posee varios museos y un zoológico.

Esta mujer cuya fama es inversamente proporcional a la cantidad de cosas que hace, también participa de forma activa en el equipo ecuestre oficial de Estados Unidos y tiene una gran finca en Virginia dedicada al cultivo orgánico. Además, está muy volcada en labores benéficas, realizando importantes donaciones en educación y ahora ayuda a los refugiados de la guerra de Ucrania.

«Me declaro culpable»

Aunque siempre se ha mantenido fuera de los titulares, en el año 2013 vivió su momento más amargo, cuando el Porsche que conducía se estrelló contra una furgoneta con seis ocupantes. A causa del golpe, una mujer de 86 años falleció y una embarazada de ocho meses perdió a su bebé.

Jacqueline confesó haberse dormido al volante y aunque dio negativo en las pruebas de droga y alcohol, igualmente fue condenada. Ella misma dio el paso al frente y se declaró culpable.

Lamentablemente este hecho puso al descubierto detalles de Jacqueline que por años se empeñó en guardar. Aún así el secreto familiar se mantuvo a salvo.

Actualmente Mars, que continúa siendo una firma privada familiar, trabaja con 80,000 personas en 78 países a través de seis negocios: Petcare, Chocolate, Wrigley, Food, Drinks y Symbioscience, con un nivel de ventas globales cercana a los 35,000 millones de dólares.

Por: KR.