Con la llegada de la pandemia han aumentado la cifra de teletrabajo, y con él las reuniones por zoom o cualquiera otra plataforma de videollamadas similar. Y lo que al principio pareció una buena idea, después de un año de reuniones interminables que, a menudo, se encadenan unas con otras se ha convertido en una nueva forma de esclavitud contemporánea, con consecuencias en la salud como la «fatiga por zoom».
A la conocida fatiga pandémica ahora se le une un fenómeno paralelo conocido por «fatiga de Zoom», una forma de fatiga que ya los científicos están estudiando. Y un estudio de la universidad de Stanford ha establecido, además, que este nuevo mal de nuestro tiempo afecta mucho más a las mujeres.
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Mitigar el cansancio producido por las videoconferencias es un objetivo posible
Después de la ciencia reconocer el cansancio y estrés derivado de estas reuniones en sus propias carnes, un grupo de investigadores de la universidad californiana decidió estudiar los patrones de más de 10,000 personas. Así, encontraron que una de cada siete mujeres se sentían extremadamente fatigadas después de sus reuniones por Zoom. En cambio, solo uno de cada 20 hombres reconocía sentirse cansado luego de una videollamada de trabajo.
La diferencia reside en la respuesta que hombres y mujeres tienen a la hora de mirarse en la pantalla. En el modo predeterminado de muchas plataformas de videoconferencia, incluido Zoom, los participantes ven al resto de los asistentes pero también a sí mismos. Y ahí precisamente esta el quid de la cuestión.
Es tentador querer a todos en imagen para asegurarse de que están prestando atención, pero la verdad es que tener un video no equivale a enfocarse.
Según el estudio, eso hace que muchas mujeres piensen más en su apariencia durante las reuniones ‘on-line’, despertando emociones negativas como una excesiva preocupación por su aspecto, pero también provocando distracciones. Y no es un fenómeno nuevo, se trata de la ‘atención autofocalizada’ que, a menudo, se ha estudiado con la ayuda de espejos. Algunos estudios han demostrado, por ejemplo, que los espejos ubicados en habitaciones impacta de forma diferente a hombres y mujeres, provocando sentimientos y emociones negativas en ellas.
Lo positivo es que la ‘fatiga por Zoom’ es bastante sencilla de combatir. la plataforma te permite inhabilitar desactivar la auto-visualización en las reuniones sin necesidad de apagar la cámara. Aunque los interlocutores continuarán viéndote, tú dejarás de hacerlo y problema resuelto.
Otros consejos para combatir la ‘fatiga por Zoom’:
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