Desde Roma, Julia Vicioso es una dominicana que representa una figura singular: de perfil reservado y formación culta, cuenta con más de dos décadas de trayectoria académica en la ciudad papal, luego de haber iniciado sus estudios en Santo Domingo. En esta conversación exclusiva con revista Mercado, reflexiona sobre su recorrido profesional en distintos ámbitos, destacando su compromiso con el estudio académico y la dedicación al servicio del país como diplomática en varias embajadas.
Arquitecta de formación por la UNPHU, con maestría en Historia y Patrimonio Mundial, y un doctorado en Filosofía por la Universidad La Sapienza, completó su preparación académica con estudios de diplomacia en Roma. La Dra. Vicioso no considera estas disciplinas como campos separados, sino como partes integrantes de un mismo tejido. “Cada etapa formativa condujo naturalmente a la siguiente”, explica.
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“El poder cultural genera admiración, respeto y apertura al diálogo. En un mundo interconectado, es una herramienta estratégica para las relaciones internacionales”, afirma Julia Vicioso.
Tras un período dedicado al estudio y la restauración de importantes obras italianas —con ensayos publicados en libros y revistas especializadas entre Roma y Florencia—, inició una serie de investigaciones centradas en la República Dominicana. Se trata de estudios de gran interés nacional, basados en fuentes inéditas localizadas en Italia y el Vaticano, donde aplica sus conocimientos de paleografía en italiano y latín.
Las principales líneas de investigación, que confía próximamente poder culminar, son los siguientes:
Primer ensayo monográfico sobre esta emblemática edificación de la primera obra del Renacimiento en el continente americano, potencial símbolo nacional como lo es el Coliseo para Roma. El trabajo aborda desde los inicios de su construcción, basados en un proyecto florentino, hasta su abandono; su restitución como monumento nacional y la ilustración de los proyectos de restauración a que ha sido sometido.
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Investigación basada en fondos documentales conservados en archivos vaticanos. Estos documentos inexplorados, relativos a la época colonial, fueron originalmente producidos por el deber de referir a las autoridades papales en Roma las actividades religiosas en las colonias recién establecidas., explica Julia Vicioso.
Un estudio sobre los antecedentes iconográficos de la más importante y venerada imagen dominicana, así como su difusión en Italia y España, de donde llegó a la isla de La Española.
Una historia sistematizada de las relaciones bilaterales entre la República Dominicana y la Santa Sede en época moderna.
“Lo que ha caracterizado los diversos períodos de mi trabajo es la confianza incondicional y el respeto mutuo que he recibido de numerosos profesores y embajadores de alto nivel con los que he tenido el honor de colaborar estrechamente”, afirma con satisfacción.
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Esa confianza en sus capacidades, junto con un sólido trabajo en equipo, se tradujo en responsabilidades clave a lo largo de su trayectoria. Entre ellas se destacan: la ejecución de proyectos de restauración en Roma; el diseño de programas estratégicos para instituciones y organismos culturales internacionales; su labor como profesora de maestría en Conservación de Monumentos en la UNPHU; su rol como miembro honorario del Comité Consultivo Externo de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental del Ministerio de Cultura de República Dominicana; la gestión operativa de embajadas en Roma; la conducción de complejos procesos multilaterales ante organismos internacionales; y la organización de múltiples visitas y encuentros protocolares de alto nivel, entre otros.
También destaca el estrecho vínculo que siempre ha mantenido con la diáspora dominicana y con sus colegas del Servicio Exterior, un compromiso reconocido a través de múltiples distinciones institucionales y personales, algunas comparables —en impacto simbólico— con condecoraciones oficiales que le fueron otorgadas por la Santa Sede, la Orden de Malta o la Universidad La Sapienza.
Pocos saben que ha sido también promotora de iniciativas que refuerzan la identidad cultural y espiritual dominicana en Italia, como la creación en el 2006 de una capilla dedicada a la Virgen de la Altagracia en una importante basílica romana, la instalación de la imagen de La Altagracia en la fachada de un palacio del centro de Roma, y la conveniente selección de las actuales sedes diplomáticas dominicanas ante la Santa Sede y ante los Organismos en Roma, ubicadas estratégicamente en el corazón de la ciudad eterna.
“Allí ondea en primer plano nuestra bandera con dignidad y orgullo”, subraya Julia Vicioso.
Su paso por la representación ante la Santa Sede fue, según sus palabras, “una experiencia única, difícil de encuadrar”. Por la confluencia de lo espiritual, lo ético y lo político que caracteriza al Vaticano. Subraya que, aunque muchas veces se asocie esta misión con aspectos devocionales, la diplomacia ante el Vaticano responde más bien a una lógica estrictamente estatal, con implicaciones globales en temas como derechos humanos y la paz.
“Representar a un país ante la Santa Sede exige equilibrio: respeto por su institucionalidad y su rol ético global y, al mismo tiempo, claridad en los intereses diplomáticos nacionales”, explica.
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Recuerda también que nuestras relaciones bilaterales con la Santa Sede están regidas por un acuerdo —el Concordato— que regula situaciones jurídicas de mutuo interés. Esto facilita el fortalecimiento de lazos diplomáticos sólidos, y potencialmente posiciona a nuestro país en el centro de debates internacionales. Considerando también el papel pionero de República Dominicana en la historia religiosa de América. Primera misa, primeras iglesias, y el título de Primado de América que ostenta el arzobispo de Santo Domingo.
En un entorno históricamente masculino como el Vaticano, su experiencia como mujer diplomática fue particularmente significativa. “Nada me impidió ejercer mi rol con plenitud. La presencia de mujeres diplomáticas crece, y aunque es un proceso lento, es tangible”, afirma.
Logró acceder a la academia diplomática de la Santa Sede (Pontificia Academia Eclesiástica). Tradicionalmente reservada a futuros nuncios apostólicos — embajadores del Papa— justo en el momento en que abrieron sus puertas a mujeres laicas. Allí fue alumna del cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, cuyas enseñanzas sobre paz y diálogo marcaron su visión diplomática.
“Creo firmemente que las mujeres aportamos una sensibilidad particular en los temas globales. Familia, equidad, dignidad humana, y potenciamiento del papel de la mujer en la sociedad”, dijo Julia Vicioso.
A punto de cumplir 25 años de carrera diplomática, la Dra. Vicioso deja un mensaje claro a los jóvenes que aspiran adentrarse en estudios humanísticos y en diplomacia. “La formación, el dominio de idiomas, la experiencia internacional y la vocación de servicio son esenciales», asegura.
Pero también lo son la discreción, la ética y la capacidad de trabajar en equipo. La diplomacia no es un oficio cualquiera: es un compromiso con el país desde la integridad en todos sus niveles”.
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