El sexo biológico sí puede determinar la calidad del sueño, de acuerdo a una investigación publicada en abril en la revista Sleep Medicine Reviews. Sus investigadores procedentes de la Universidad de Harvard, la Universidad de Stanford y la Universidad de Southampton en el Reino Unido, formaron parte de esta investigación cuyos hallazgos revelan una profunda diferencia en la calidad del sueño entre hombres y mujeres. Así que la próxima vez que un hombre duerma plácidamente a su lado y usted tenga insomnio, no puede culparlo por ello.
La comprensión de cómo y por qué el sexo biológico influye en una variedad de trastornos del sueño es esencial para avanzar hacia un enfoque de tratamiento más personalizado. Sin embargo, durante mucho tiempo, las mujeres han sido marginadas en la investigación biomédica y conductual, lo que ha representado un obstáculo significativo.
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Casi todos los órganos y tejidos tienen sus propios ciclos, que se van dando en diferentes fases según van transcurriendo las 24 horas del día. A esto se le denomina ritmo circadiano, algo que es particularmente sensible a la luz y la oscuridad. Este sistema hace que de noche se produzca más melatonina (la hormona del sueño), que permite que se sienta sueño.
Al respecto, existe un estudio que comprueba que existe un desfase entre ambos sexos, lo que provoca una importante diferencia en la calidad de sueño y por consiguiente en la calidad de vida. Por una parte, las mujeres tienden a generar melatonina temprano por la noche, para luego levantarse temprano. Mientras que los hombres, generan la melatonina mucho más tarde y con ello también tienen la tendencia de levantarse más tarde.
También la temperatura corporal en ambos sexos tiene una diferencia de 6 minutos. En las mujeres suele subir la temperatura en las primeras fases del sueño, mucho antes que en los hombres. Para luego descender justo antes de despertar, pero siempre manteniendo un adelanto en tiempos respecto a los hombres.
Si bien en un inicio se puede ver esta diferencia como poco significativa, en realidad estas diferencias provocan que el ciclo del sueño/vigilia sea cinco veces mayor en las mujeres que en los hombres. Imagine por un momento que existe un reloj adelantándose constantemente seis minutos. El desfase total es tal, que se le atribuye como la causa principal de los trastornos del sueño, trastornos del estado de ánimo y deterioro de la función cognitiva.
Seguramente ha pasado por momentos de insomnio agudo, esos períodos de estrés en los que dormir se vuelve un desafío, ya sea conciliar el sueño, mantenerlo o simplemente disfrutar de una noche de descanso reparador. Tal vez estas rachas solo han durado unos pocos días o quizás unas cuantas semanas. Sin embargo, el insomnio crónico se presenta cuando estas dificultades para dormir se repiten al menos tres veces por semana, durante más de tres meses seguidos, según datos del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre. Y lo que es más, el insomnio crónico no puede atribuirse a otros problemas de salud que pueda estar experimentando.
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El Dr. Sklar destaca que, a pesar de avanzar en sus carreras profesionales, las mujeres siguen siendo predominantemente etiquetadas como cuidadoras familiares, una dualidad que ignora otros factores estresantes de la vida. Además, señala la importancia del tiempo de inactividad nocturno para mantener ritmos circadianos saludables, algo que a veces las mujeres luchan por conseguir. Agrega que la «procrastinación a la hora de acostarse por venganza», especialmente cuando implica horas frente a la pantalla, podría perturbar aún más los relojes biológicos femeninos y por consiguiente la calidad del sueño.
Con una revisión reciente, algunas métricas objetivas sugieren que las mujeres experimentan un mejor sueño en comparación con los hombres. Se observa que las mujeres tienen una mayor eficiencia del sueño, lo que indica el porcentaje de tiempo que realmente pasan durmiendo en la cama. Además, entran en la fase de movimientos oculares rápidos (REM) más temprano, caracterizada por sueños vívidos, y pasan aproximadamente ocho minutos más en el sueño no REM. Curiosamente, a pesar de estos hallazgos, las mujeres reportan una peor calidad del sueño en comparación con los hombres.
En el contexto de la maternidad, tanto las nuevas madres como las mujeres con hijos pequeños enfrentan desafíos adicionales para conciliar el sueño. Algunas pacientes posparto informan una disminución en la calidad del sueño, como si sus mentes estuvieran en constante alerta durante la noche, atentas a las necesidades de sus hijos. Este fenómeno también se observa en cuidadores en otras circunstancias, que parecen estar en modo de escucha durante las horas nocturnas, incluso cuando no están directamente relacionados con la atención de niños.
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