Evocar el nombre de Amada Pittaluga Nívar, en la actualidad conocida como Amadita Pittaluga de González, es rememorar a todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia han luchado por un sueño, el de vivir por la ciencia, pese a las dificultades de su época.
Amadita demostró su genialidad, amor por el conocimiento y una incansable búsqueda de respuestas muy por encima de cualquier circunstancia. Recientemente, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), en el marco de la premiación Quisqueyanos para el Mundo, reconoció su trayectoria como mujer destacada en el campo de la ciencia.
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Desde pequeña, Amadita se sintió atraída por las ciencias. Le apasionaba la magia que destilaban los tubos de ensayo y los microscopios, apreciando a través de estos el amplio universo que ante sus ojos se abrían y descifrando su significado. Sus juegos de la infancia solían emular el ambiente de un laboratorio.
Amadita cursó sus estudios de primaria en el Colegio Instituto Escuela y los de secundaria en el Colegio Santo Domingo, donde obtuvo el título de Hihg School y Bachiller en Ciencias y Letras, en 1953. Ese mismo año, ingresó al Instituto para Laboratoristas Dr. Defilló, el cual fue fundado por el doctor Francisco Manuel Bello, iniciando así una trayectoria de aprendizajes que le condujeron por horizontes de éxito.
Durante los dos años de estudio de su carrera desempeñó el cargo de monitora de Microbiología en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde se destacó por sus habilidades. En 1958 Amadita fue nombrada como encargada en la práctica de Microbiología de la UASD, donde permaneció por nueve años, en labor docente.
Decidida, en 1959, instaló su propio laboratorio de Análisis Clínicos y Microbiológico, ofreciendo servicios de rutina pediátrica en un consultorio privado. Fue precisamente el espíritu emprendedor de Amadita lo que le llevó a recolectar muestras a domicilio, siendo la pionera en brindar este servicio en el país.
De los casos más emblemáticos de su carrera, hay uno especial que todavía recuerda. Cuando trabajaba con el doctor Mariano Defilló Ricart, hizo un diagnóstico de una anemia megaloblástica, conocida como el síndrome Di Guglielmo. La prueba fue revisada y confirmada por un laboratorio en el extranjero.
Luego de hacer varias alianzas estratégicas y ganar la confianza de los pacientes, Amadita Pittaluga de González decide establecer su laboratorio en 1984; comenzando en un local independiente en la calle Abelardo Rodríguez Urdaneta número 102, en Gazcue, donde hoy permanece la sede principal del laboratorio.
«El buen trato al paciente no solo es un deber, sino un acto de amor», Amada Pittaluga Nívar
A partir de allí, creó una red de laboratorios con servicios al alcance de la población. Y fue precisamente esta trayectoria la que ha sido reconocida por el MIREX, que en esta entrega ha buscado reconocer a las dominicanas que han desarrollado interesantes carreras en el campo de la ciencia, contribuyendo así a mejorar la condición de vida de las personas.
Doña Amadita, como es conocida por todos, recibió la distinción por ser una mujer adelantada a su tiempo, emprendedora, extraordinaria ejecutiva con notables éxitos en el campo de los análisis clínicos y microbiológicos. Es un momento para entonar un, ¡Enhorabuena! Por todas las mujeres de ciencia de la República Dominicana.
Por: KR.
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