No todas las historias de mujeres exitosas son lineales, algunas están llenas de piedras que forjaron el castillo en que habitan. Tal es el caso de Barbra Streisand, que se encuentra bastante lejos de aquella niña que su madre señalaba como «el patito feo».
Barbra ha alcanzado sus 80 años y se ha convertido en una estrella mundial, pionera de la música, el cine y el teatro. Repasar sus logros y carrera profesional tan diversa, compleja y exitosa en tantos ámbitos, tiene el peligro de cambiar nuestra visión acerca de los negocios y el liderazgo.
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Es una de las artistas más poderosas, que ha colocado cerca de 200 millones de discos en todo el mundo, un tercio de ellos en su país. Solo el primero, que fue publicado a sus 21 años, se convirtió en el más vendidos de la historia de Estados Unidos interpretado por una mujer.
Lo más importante de aprender, es ponerlo en práctica. Tras tomar clases de actuación, Barbra se subía a un escenario en marzo de 1962 para un pequeño papel como la señorita Marmelstein en I Can Get It For You Wholesale, por lo que este año cumple su 60 aniversario de su debut escénico.
En cine, suma 37 películas como actriz, otros 27 títulos como productora y tres como directora (además de media docena de videoclips y documentales suyos). Para ella todo se convirtió en una plataforma con el objetivo de especializarse en su campo.
Su grado de perfeccionismo se fue agudizando con el tiempo, hasta alcanzar la excelencia que hoy le distingue. Todo ello le ha hecho lograr cinco nominaciones al Oscar y alzarse con dos; de hecho, fue la primera mujer que ganó uno como compositora en 1976 por Ha nacido una estrella.
Barbra Streisand nunca ha mostrado temor para desafiar al status quo. Ella nunca ha dudado en criticar el sexismo imperante en una industria en la que siempre fue por delante. En dos ocasiones perdió un Oscar por el sexismo.
Su firmeza le ha llevado a mantener un control artístico férreo en sus creaciones, pues no tardó en fundar su propia productora en 1969, con Paul Newman y Sidney Poitier. Más tarde se unirían a ellos Steve McQueen y Dustin Hoffman.
La versatilidad de Streisand ha sido el ingrediente principal que le ha hecho pionera en todos los ámbitos. Ha sido portada de Vogue, People, Cosmopolitan o Vanity Fair, también de Life, New York, Newsweek o Time.
En 1972 Barbra Streisand mostró al mundo la máxima expresión de versatilidad. Se atrevió a generar controversia subiéndose a un escenario mientras fumaba marihuana. Una experiencia que no repitió: «no me gustó cómo me hizo sentir», contó a Variety.
En 1976 lanzaba un disco de música clásica, dejando a todos sorprendidos por el despliegue de talento. Ese mismo año, protagonizaba Ha nacido una estrella y todo ello, además, sin un físico evidente en un mundo de espectáculos que entonces parecía exigirlo.
Sus labores filantrópicas y humanitarias, su constante defensa de los derechos de las mujeres y del colectivo LGBTIQ+, sus constantes y generosas recaudaciones para la causa demócrata.
Incluso su pasión por las artes la han hecho merecedora de premios importantes como la Legión de Honor francesa, la Medalla presidencial de la Libertad, el premio del American Film Institute por toda su carrera o el premio Kennedy.
No importa en qué medio se desenvuelva, ella deja huellas de inspiración, como la de su discurso en Harvard de 1995, titulado El artista como ciudadano, sobre la importancia de que los creadores se implicaran en la política de sus países, sigue siendo recordado y fue publicado por la prensa.
La proyección pública de Barbra Streisand siempre ha ido acompañada de un cierto y lógico interés por su vida privada que no ha sido develada, del todo. Mientras otros famosos menores han vendido hasta la última gota de sus intimidades, la diva nunca ha necesitado de ello.
A los 80 años, esa niña que sufría de pánico escénico ha logrado reposar en la cúspide: con una carrera tan nutrida y diversa que abarcó el arte, la producción y dirección cargada de libertad. Cuenta con el reconocimiento de crítica y el cariño del público, un amor tranquilo y una familia completa.
Aún hoy Barbra es la máxima expresión de éxito, como dijo de ella Shirley MacLaine, «si hubiera cocinado, habría sido la dueña del catering». Y sí que lo sería.
Por: Karime Rivas.
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