[vc_row][vc_column][vc_column_text]ESTRINGIR LA MOVILIDAD URBANA, FORZAR A la población al aislamiento residencial, reducir la actividad laboral y cerrar las fronteras fueron los principales mecanismos que se adoptaron en el planeta como arma defensiva para intentar quitarle fuerza a la propagación del covid-19, el ya mítico nombre de una enfermedad para la cual ningún país estaba preparado. Esa estrategia, que se fue replicando de país en país, tenía un costo muy alto: el cierre, total o parcial, de la actividad económica. Obligar al confinamiento implicaba la paralización de muchas actividades productivas y ese fue el camino mayoritariamente seguido, a pesar de que los gobernantes que lo ordenaron sabían que estaban provocando el desplome de sus economías. Si cerrar la economía fue la única opción para aminorar el impacto de una enfermedad para la que aún no tenemos una vacuna, reabrirla es también el único medio de evitar la catástrofe de una parálisis que quiebre masivamente empresas y destruya empleos por millares. Una evidencia de que esa acción es imperiosa e inaplazable surge del Índice Mensual de Actividad Manufacturera que calcula la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), que tuvo una caída de 56 a 38.2 puntos en marzo y que en abril se mantuvo en 38.6. Se trata de indicadores muy preocupantes, porque “cuando se mantiene por debajo del umbral de los 50 puntos refleja que las condiciones y perspectivas económicas del sector manufacturero se consideran no favorables”, según la AIRD. El Índice se construye con los reportes de 500 empresas sobre volúmenes de ventas y de producción, comportamiento del empleo, plazo de entrega de los suplidores e inventarios de insumos. El empleo cayó a 39, las ventas a 25 y la producción a 23 puntos.
En su evaluación, la AIRD explica que empleo y ventas llevan tres meses a la baja, y la producción, un mes sin variación. El IMAM es un instrumento muy útil. Según la AIRD, “permite obtener informaciones de tendencias económicas previo a la publicación de estadísticas oficiales”.. y “prevé las tendencias de la marcha económica”. Revisar los resultados para marzo y abril no deja lugar a dudas. La reapertura es urgente. Por tal vía ya optaron los países europeos, donde los confinamientos fueron no solo más largos en términos de tiempo, sino más rigurosos. El modelo español, llamado “Plan de Desconfinamiento”, incorpora cuatro fases, de duración mínima de dos semanas cada una. En Latinoamérica los procesos de reapertura marchan a diferentes ritmos, de acuerdo con las necesidades de cada país y según se comporte la tendencia de expansión del coronavirus.[/vc_column_text][vc_column_text]México inicia desde este mes con su “reapertura escalonada”, por sectores y tipos de empresa. En Brasil, el país con las peores cifras de contagio, no hay un proceso nacional, sino que cada Estado lo adopta, de acuerdo con su realidad, dado que no todos tuvieron confinamiento. El líder de la economía, Sao Paulo, empieza en este mes con su reanudación gradual de cinco fases. Argentina emprendió en abril su proceso de “segmentación geográfica” con tres fases, que en el caso de Buenos Aires se vio interrumpido por un rebrote. Colombia avanza desde este junio en la tercera etapa de su programa de “recuperación de vida productiva” por sectores, que empezó con construcción y parte de la industria. En Chile el plan “retorno seguro” contempla tres etapas, la primera para empleados públicos, la segunda para estatales y la última para el sector educativo. Empezó en abril, pero el rebrote en Santiago endureció el confinamiento en esa ciudad. RD emprendió el camino de la “covidianidad” desde el 20 de mayo con un programa de cuatro fases en las que el parámetro es el porcentaje de empleados que pueden asistir a sus lugares de trabajo. En la primera fase, las medianas y grandes empresas pueden contar con hasta el 25 % de su personal, mientras las pequeñas y las micro hasta con el 50%.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]Este 6 de junio empezó la segunda fase, en la que grandes y medianas pueden incorporar hasta el 50 % de sus trabajadores, en tanto en las pequeñas el límite es 75 % y las micro ya pueden reunir a todo su personal. El transporte colectivo privado de pasajeros, las empresas de juegos de azar y los servicios religiosos entran en esta etapa. Inicialmente se previó que también lo harían los centros comerciales, pero se les facultó para abrir sus puertas desde el 25 de mayo, para que pudieran beneficiarse de las ventas originadas en el Día de las Madres.[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_single_image image=»42355″ img_size=»full» alignment=»center»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]La cuarta fase vendrá el 1 de julio, cuando todo tipo de empresas pueden desempeñarse en sus instalaciones con todo su personal. Es la fecha clave para el estratégico sector del turismo, para la apertura de los aeropuertos y para los restaurantes. La última etapa de la reapertura se dará el 24 de agosto, cuando tendrán vía libre de operación los lugares de entretenimiento y aquellos eventos propicios a la aglomeración de personas. En el caso de los centros educativos, será el Consejo Nacional de Educación el que decida las fechas de reinicio de clases. Y en cuanto a las universidades, la facultad al respec- 100% DE LOS EMPLEADOS de todo tipo de empresa podrán ocupar sus sitios de trabajo en la Fase 4, que se inicia el 1 de julio, cuan do podrán operar a plenitud hoteles y restaurantes. to la tiene el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
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La Comisión de Alto Nivel para la Prevención y el Control del Coronavirus ha sido enfática en señalar que las fechas indicadas pueden modificarse de acuerdo con el comportamiento de la pandemia. De hecho, el paso de una fase a la siguiente está condicionado a que “la situación de salud lo permita”. Hay una condición importante que deben tener en cuenta todas las empresas de cualquier sector: el regreso al trabajo tiene que acompañarse de protocolos obligatorios para prevención, distanciamiento, higiene, tomas de temperatura y pruebas. Es induduable que toda la economía debe reanudar sus operaciones. Pero, para evitar lo que ha sucedido en otros países, hay una condición ineludible: que todo ciudadano extreme sus precauciones. El covid-19 sigue amenazante y, por tanto, las normas de distanciamiento e higiene no se pueden suavizar.[/vc_column_text][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]