La terapia psicológica es una herramienta fundamental para mejorar la salud mental y el bienestar emocional. Sin embargo, como en cualquier profesión, existen terapeutas que no cumplen con los estándares éticos y profesionales adecuados, poniendo en riesgo la salud de sus pacientes. Identificar a un mal terapeuta es crucial para evitar efectos adversos y buscar la ayuda correcta.
El psicólogo Viktor Frankl acuñó el término «neurosis iatrogénica» para referirse al impacto negativo que un profesional de la salud puede tener en un paciente. Aunque la mayoría de las personas que buscan ayuda psicológica experimentan mejoras, también existen casos en los que la terapia puede ser contraproducente.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
¿Cómo ocurre?
La neurosis iatrogénica puede darse cuando:
El terapeuta impone sus creencias o valores personales, en lugar de ayudar al paciente a desarrollar su propio camino.
Se hace un diagnóstico erróneo o se minimiza el problema del paciente, impidiendo un tratamiento adecuado.
El profesional no tiene las competencias necesarias para tratar el problema específico del paciente.
Se generan dependencias emocionales, haciendo que el paciente se sienta incapaz de tomar decisiones sin la aprobación del terapeuta.
Se usa un lenguaje dañino o poco empático, lo que puede afectar la autoestima y el bienestar del paciente.
Señales que indican que tu terapeuta no es el adecuado
Te sientes juzgado o criticado Un buen terapeuta debe crear un espacio seguro donde puedas expresarte sin miedo. Si sientes que estás siendo criticado o juzgado, es una señal de que el profesional no está cumpliendo su función de apoyo y guía imparcial.
No tiene experiencia en tu problema La psicología abarca diversas especializaciones. Si un terapeuta intenta tratar un trastorno sin la formación adecuada, podría brindarte estrategias ineficaces o incluso perjudiciales. Un buen profesional reconoce sus límites y te deriva a un especialista cuando es necesario.
Habla demasiado sobre sí mismo Compartir experiencias personales de manera moderada puede ayudar a generar empatía, pero si el terapeuta convierte la sesión en un monólogo sobre su vida, está desviando el enfoque de lo que realmente importa: tú y tu bienestar.
Falla en la comunicación Un terapeuta eficaz debe tener habilidades de comunicación y escucha activa. Si sientes que interrumpe constantemente, minimiza tus problemas o no recuerda detalles importantes de tu historia, podría indicar una falta de compromiso con tu proceso.
Cruza límites personales o éticos Un terapeuta nunca debe involucrarse emocional o físicamente con sus pacientes. Si notas comportamientos inapropiados, como abrazos innecesarios, insinuaciones o intentos de contacto fuera del espacio terapéutico, debes considerar buscar otro profesional.
Fotografía: Psicoveritas.
No practica la escucha activa La terapia requiere que el terapeuta esté atento a tus palabras, emociones y lenguaje corporal. Si notas que no presta atención, consulta su teléfono durante la sesión o parece distraído, es una clara señal de que no está comprometido con tu proceso.
Minimiza o invalida tus emociones Un terapeuta debe validar tu experiencia emocional. Si constantemente escuchas frases como «no es para tanto» o «hay personas con problemas peores», está restando importancia a tus sentimientos y dificultando tu progreso.
Rompe la confidencialidad de otros pacientes La información compartida en terapia es confidencial. Si el terapeuta habla de otros pacientes contigo, es probable que también hable de ti con otros, lo que constituye una falta ética grave.
Impone sus creencias y valores La función del terapeuta es acompañar tu proceso sin imponer su ideología. Si notas que intenta influenciarte con sus creencias religiosas, políticas o personales, es una señal de falta de profesionalismo.
No te deriva cuando es necesario Si un terapeuta no está obteniendo resultados contigo y se niega a referirte a otro especialista, podría estar anteponiendo su interés personal sobre tu bienestar.
Si identificas alguna de estas conductas en tu terapeuta, no dudes en buscar una segunda opinión. La terapia psicológica debe ser un proceso enriquecedor y seguro, y si no te sientes cómodo, tienes derecho a cambiar de profesional.
Además, en casos de mala praxis grave, puedes reportarlo ante el colegio de psicólogos o la entidad reguladora de tu país. En República Dominicana, puedes contactar al Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) para recibir orientación.
Elegir un buen terapeuta es una decisión fundamental para tu bienestar emocional. No te conformes con un servicio deficiente: tu salud mental lo merece.