La era de la inmediatez nos ha conducido a asumir con inquietante desprendimiento emociones naturales de los individuos, como la tristeza, la frustración, la rabia, la ansiedad o la envidia. Estas podrían ser fugaces, producto de las tareas diarias, pero también ser consecuencia de golpes considerables, como la pérdida de un empleo o de un amor.
A la tendencia de afrontar retos emocionales con sorprendente positivismo se le ha denominado la ‘positividad tóxica’. Esta estaría surgiendo del ideal que se irradia en redes sociales de felicidad y productividad permanentes. Para Heather Monroe, colaboradora del Newport Institute, “se anima a las personas a callar sus problemas”.
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Expertos afirman que todos hemos sido susceptibles de ser ‘positivamente tóxicos’ en algún momento de nuestras vidas, pretendiendo mostrarnos como una postal perfecta que no genera credibilidad ni siquiera en nosotros mismos. Negar nuestras aflicciones nos excluye de nuestro entorno, ya que no nos hace ser sujetos de empatía y apoyo.
El término psicología positiva fue propuesto por Martin Seligman en su famoso libro The optimistic child (Niños optimistas, 1995). Este psicólogo estadounidense explica que el pesimismo es una construcción social, y que se puede transformar en pensamientos positivos moderados, con fines terapéuticos y constructivos.
No obstante, según el autor estadounidense Mark Manson, en su libro The subtle art of not giving a f*ck («El sutil arte de que todo te importe una mierda«, 2018), «cualquier intento de escapar de lo negativo – evitarlo, sofocarlo o silenciarlo – fracasa. Evitar el sufrimiento es una forma de sufrimiento. La negación del fracaso es un fracaso».
En palabras de la psicóloga británica Sally Baker, “negar las emociones negativas es en apariencia una actiud sana e inocua, pero conduce irremediablmente a la indolencia, el individualismo y la falta de empatía» Para la experta es deshonesto permitirnos negar los aspectos emocionales que sentimos ante cualquier situación que nos plantee un desafío, y que no nos permite crear resiliencia.
Los expertos dan cuatro consejos para establecer un plan de acción luego de identificar que se están minizando, relatizando o negando las circunstancias desafiantes de la vida diaria: en primera instancia se menciona la necesidad de enfrentar las emociones negativas, al intentar entender su origen y las enseñanzas que suponen.
Consecuentemente se sugiere ser sensato, y no temer a los sentimientos encontrados. Es normal manifestar temor ante la incertidumbre. Por último, es importante escuchar y manifestar empatía a aquellos que estén viviendo un momento difícil. No se recomienda recitar a nuestro interlocutor frases cliché que no se traduzcan en soluciones realistas o preocupación genuina. (mov)
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