¿Qué le está haciendo la radiación de tu celular a tu cuerpo?

¿Qué le está haciendo tu celular a tu cuerpo? La radiación vuelve al centro del debate

Por | enero 27, 2025

¿Qué le está haciendo la radiación de tu celular a tu cuerpo?

Desde hace décadas, el impacto de la radiación emitida por los teléfonos móviles, las redes Wi-Fi y las antenas de telecomunicación ha sido un tema recurrente en la comunidad científica y en el ámbito de la salud pública. Aunque muchos estudios no han demostrado una relación concluyente, la posible interacción de estas radiaciones con nuestras células sigue siendo investigada.

Una de las hipótesis más debatidas es su vínculo con el estrés oxidativo, un fenómeno biológico relacionado con enfermedades graves como el cáncer, problemas cardiovasculares y trastornos neurodegenerativos.

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Estrés oxidativo: el enemigo silencioso de tus células

El estrés oxidativo ocurre cuando existe un desequilibrio entre la producción de radicales libres (moléculas inestables que dañan las células) y la capacidad de los antioxidantes para neutralizarlos. Este fenómeno puede desencadenarse por factores externos como la contaminación, el humo de tabaco, la radiación ultravioleta, y, potencialmente, la exposición a radiaciones electromagnéticas.

Cuando el cuerpo no logra controlar estas moléculas reactivas, los radicales libres atacan componentes esenciales como el ADN, las proteínas y los lípidos de las células. Esto puede generar daños celulares que, a largo plazo, contribuyen al desarrollo de enfermedades como:

  • Cáncer: Por daño genético acumulado.
  • Enfermedades cardiovasculares: Como hipertensión o arteriosclerosis.
  • Trastornos neurodegenerativos: Entre ellos el alzhéimer y el párkinson.

El papel de la radiación de los celulares: ¿mito o realidad?

Un reciente estudio respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) buscó esclarecer la relación entre la radiación de dispositivos móviles y el estrés oxidativo. En esta revisión sistemática, los investigadores analizaron 56 estudios científicos realizados tanto en humanos como en animales. Los resultados, sin embargo, mostraron datos inconsistentes y de baja certeza científica.

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En modelos animales (estudios in vivo), se observaron efectos contradictorios en tejidos como el cerebro, el hígado y las gónadas. Por ejemplo, algunos estudios detectaron incrementos significativos en el daño oxidativo al ADN, mientras que otros reportaron disminuciones o ningún cambio relevante. Por su parte, los estudios in vitro, que evalúan células en ambientes controlados, también arrojaron resultados variables.

Tipos de radiación emitida por los celulares:

  1. Radiación de radiofrecuencia (RF): Es la más común y se produce cuando el dispositivo se conecta a redes móviles, Wi-Fi o Bluetooth. Estas ondas tienen poca energía y no son capaces de alterar directamente las moléculas de nuestro cuerpo.
  2. Microondas de baja intensidad: Se generan principalmente durante el uso del celular para llamadas, transmisión de datos o la conexión a internet móvil. Su potencia disminuye rápidamente con la distancia, lo que significa que su exposición es mayor cuando el teléfono está cerca del cuerpo.

La ciencia avanza, pero las certezas son limitadas

A pesar del volumen de investigaciones disponibles, los expertos coinciden en que la evidencia actual no es concluyente. Los principales desafíos para establecer una relación clara incluyen:

  1. Heterogeneidad metodológica: Diferencias en los modelos experimentales y los protocolos de medición.
  2. Falta de controles rigurosos: Muchos estudios no incluyen controles ciegos, lo que podría sesgar los resultados.
  3. Dificultad para replicar hallazgos: Los resultados positivos a menudo no se replican en estudios similares.

Esto no significa que la radiación de los celulares sea completamente inocua, pero, según la evidencia actual, su impacto potencial sobre la salud sería bajo o poco significativo. Como indican los investigadores, “la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia”. Por lo tanto, se requieren más estudios con metodologías estandarizadas para abordar esta incertidumbre.

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¿Cómo protegerte mientras la ciencia avanza?

Aunque el riesgo asociado a la radiación de los celulares parece ser mínimo según los datos actuales, adoptar medidas preventivas es una estrategia sensata. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Usa auriculares o el altavoz: Reducir el contacto directo con el dispositivo minimiza la exposición.
  • Limita las llamadas largas: Especialmente en áreas con baja señal, donde los dispositivos emiten más radiación.
  • No duermas cerca del teléfono: Mantén el dispositivo lejos de la cama o en modo avión durante la noche.
  • Opta por mensajes de texto: Cuando sea posible, prioriza esta forma de comunicación.

¿Cómo funciona el grounding?

La idea detrás del grounding es que la Tierra tiene una carga negativa natural, y al estar en contacto directo con el suelo, como caminar descalzo sobre césped, arena o tierra, el cuerpo puede absorber electrones libres. Se cree que estos electrones ayudan a neutralizar los radicales libres y reducir la inflamación, lo que podría contribuir a la eliminación de la radiación del cuerpo.

Formas de practicar grounding:

  1. Caminar descalzo sobre tierra o césped: La forma más común y simple de hacer grounding. Caminar sobre superficies naturales permite el contacto directo con la Tierra.
  2. Tumbado sobre el suelo: Acostarse en el césped, en la playa o en un parque también puede ser beneficioso para establecer esta conexión con la Tierra.
  3. Uso de dispositivos de grounding: Existen productos, como alfombrillas, sábanas y pulseras, que simulan el contacto directo con la Tierra. Estos dispositivos están diseñados para conectarse a una toma de tierra en el hogar.
  4. Piscinas naturales: Nadar en aguas naturales, como lagos o ríos, también es una forma de grounding, ya que el agua puede permitir el flujo de electrones hacia el cuerpo.

La discusión sobre la radiación de los celulares refleja la necesidad de equilibrar los avances tecnológicos con el cuidado de nuestra salud. Aunque el panorama actual no señala un riesgo claro, la investigación continua es clave para disipar las dudas y garantizar un uso seguro de las tecnologías que forman parte de nuestra vida diaria. Mientras tanto, la prevención y la información siguen siendo nuestras mejores herramientas.

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