En un movimiento largamente esperado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha decidido prohibir el uso del colorante FD&C Rojo N.º 3 en alimentos, suplementos dietéticos y medicamentos ingeridos. Este aditivo, utilizado por décadas para proporcionar un vibrante color rojo a dulces, cerezas marrasquino y pastelillos, ha estado bajo escrutinio debido a su posible relación con el cáncer en estudios realizados en ratas.
Sin embargo, su seguridad en humanos sigue siendo un tema debatido. Esta decisión tiene implicaciones significativas no solo para Estados Unidos, sino también para la República Dominicana y otros mercados globales.
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El colorante rojo 3, también conocido como eritrosina, fue prohibido para su uso en cosméticos en 1990, pero continuó siendo permitido en alimentos y medicamentos ingeridos, una dualidad que los defensores de la salud han criticado durante décadas. La FDA tomó esta medida citando la Cláusula Delaney, un estatuto que prohíbe cualquier aditivo que cause cáncer en humanos o animales. Aunque las investigaciones no han demostrado que el colorante cause cáncer en humanos, su prohibición en alimentos refleja una precaución hacia la salud pública, especialmente en productos consumidos por niños, quienes están más expuestos al aditivo debido a su peso corporal.
Peter Lurie, director del Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI), calificó la decisión como “necesaria, aunque tardía”. Sin embargo, la Asociación Internacional de Fabricantes de Colorantes ha defendido la seguridad del rojo 3 en las concentraciones típicas de consumo humano.
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Los fabricantes de alimentos en Estados Unidos tienen hasta enero de 2027 para reformular sus productos y eliminar el rojo 3, mientras que los medicamentos ingeridos deberán cumplir con esta normativa para enero de 2028. Esta transición impulsará a las empresas a buscar alternativas naturales como jugo de remolacha, carmín o pigmentos derivados de vegetales como camote morado y rábano.
La decisión de la FDA podría tener un impacto directo en los alimentos importados desde Estados Unidos hacia República Dominicana, que ahora deberán cumplir con las nuevas normativas. Esto podría elevar los costos de importación y reformulación de productos, lo que podría reflejarse en los precios al consumidor.
Además, el país caribeño depende en gran medida de regulaciones internacionales como las de la FDA para alinear sus estándares de seguridad alimentaria. La prohibición podría motivar a las autoridades locales a evaluar el uso del rojo 3 y otros colorantes en el mercado interno. Actualmente, productos populares como caramelos, refrescos y postres en República Dominicana contienen este aditivo, especialmente aquellos dirigidos al público infantil.
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La industria alimentaria dominicana tiene la oportunidad de adoptar la tendencia hacia colorantes naturales. Esto no solo reduciría riesgos para la salud, sino que también respondería a una creciente demanda de los consumidores por alimentos más saludables y transparentes en sus ingredientes.
Empresas locales pueden aprovechar esta transición para posicionarse como líderes en la región al ofrecer productos libres de aditivos controvertidos. Además, esto podría abrir puertas a nuevos mercados internacionales que ya han prohibido el rojo 3, como la Unión Europea, Australia y Nueva Zelanda.
La prohibición del rojo 3 por parte de la FDA representa un paso importante hacia la seguridad alimentaria, aunque plantea desafíos para la industria. En República Dominicana, es esencial fomentar una discusión sobre el uso de aditivos en los productos locales y explorar alternativas más seguras. Este cambio no solo protege la salud pública, sino que también abre un camino hacia una producción alimentaria más responsable y sostenible.
La pregunta ahora es: ¿Está preparada República Dominicana para adoptar estándares más estrictos en su industria alimentaria?
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