¿Sabes cuántas bacterias traes a casa en tus zapatos?

¿Sabes cuántas bacterias traes a casa en tus zapatos? Este simple hábito puede salvar tu salud

Por | abril 24, 2025

¿Sabes cuántas bacterias traes a casa en tus zapatos?

En un país como República Dominicana, donde el calor y el polvo son parte del día a día, la costumbre de quitarse los zapatos al entrar en casa no está tan arraigada como en otras culturas. Sin embargo, estudios científicos recientes y la experiencia de expertos en salud pública confirman que este hábito simple puede convertirse en una de las barreras más efectivas contra la contaminación invisible que amenaza nuestros hogares. Conoce qué sucede con las bacterias de tus zapatos.

Más que una norma de etiqueta: una medida de salud pública

Puede parecer una manía doméstica sin importancia, pero dejar los zapatos en la entrada podría representar la diferencia entre un entorno sano y uno contaminado. Un estudio realizado por la Universidad de Arizona detectó que el 96% de los zapatos examinados contenían bacterias coliformes, asociadas frecuentemente con materia fecal. Aún más alarmante: el 27% dio positivo a E. coli, una bacteria que, en sus cepas más agresivas, puede causar infecciones intestinales severas y daño renal.

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El microbiólogo Charles Gerba, líder de esta investigación, explicó que los zapatos actúan como esponjas biológicas, recogiendo microorganismos de aceras, baños públicos y transporte colectivo. Cada paso que damos con esos mismos zapatos en casa es una nueva oportunidad para esparcir bacterias, virus, pesticidas y metales pesados en nuestras alfombras, pisos y muebles.

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Riesgos invisibles en el suelo de tu sala

Los zapatos de uso exterior son un canal directo para transportar toxinas del ambiente hacia espacios cerrados. Investigaciones del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS, por sus siglas en inglés) revelan que compuestos como el plomo, el arsénico y los hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAH) pueden ingresar al hogar adheridos al calzado. Estos contaminantes, acumulados en el polvo del suelo, están relacionados con alteraciones neurológicas, problemas de fertilidad y desarrollo infantil deficiente.

bacterias en zapatos en la calle
Fotografía: Telecinco

Además, los selladores de asfalto, utilizados en carreteras y parqueos, contienen compuestos potencialmente cancerígenos. Una investigación del U.S. Geological Survey encontró que las partículas derivadas de estos materiales pueden alcanzar concentraciones hasta 37 veces superiores dentro del hogar que en el exterior.

Un impacto económico subestimado

En el contexto de la salud pública, este tipo de prácticas sencillas tiene una enorme implicación económica. Según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los costos anuales asociados a enfermedades transmitidas por gérmenes del ambiente superan los 55 mil millones de dólares en Estados Unidos. En República Dominicana, donde el acceso a servicios de salud de calidad aún es desigual, la prevención desde el hogar se convierte en una herramienta vital para reducir riesgos y gastos médicos.

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Salud para todos: los más vulnerables están más expuestos

Los niños pequeños, al pasar más tiempo en el suelo y llevarse objetos a la boca, y las mascotas, que se lamen las patas, son los principales afectados. El simple acto de caminar con zapatos sucios puede elevar de forma crítica su exposición a toxinas. En hogares donde habitan personas inmunocomprometidas, adultos mayores o mujeres embarazadas, el riesgo es aún mayor.

¿Y si convertimos esta costumbre en cultura?

Integrar esta práctica en la dinámica familiar no requiere grandes cambios ni inversiones. Un zapatero junto a la entrada, un par de pantuflas para uso interno o una simple alfombra desinfectante son recursos efectivos. Algunas viviendas en Asia, Europa y Canadá ya aplican esta regla como norma no negociable. Incluso en Japón, quitarse los zapatos es un gesto de respeto que además garantiza higiene en el hogar.

En un mundo pospandemia, donde la prevención se ha vuelto el eje de las políticas sanitarias, promover esta práctica desde el hogar representa un acto de responsabilidad colectiva.

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