Las emociones juegan un papel fundamental en nuestra vida cotidiana, influyendo en nuestras decisiones, acciones y percepciones. Con la reciente atención mediática generada por la película Inside Out 2, se ha puesto de manifiesto la importancia de entender y gestionar nuestras emociones desde una edad temprana.
Según Fran Sabal, nutricionista experta en gestión emocional, «conforme vamos creciendo, van apareciendo diferentes emociones con las que no sabemos lidiar porque nadie nos ha enseñado». Sabal subraya la importancia de enfrentar los sentimientos que nos generan ansiedad y estrés desde la infancia, identificando sus causas y comprendiendo sus efectos. Esto, según ella, nos ayuda a conectar con nuestra sabiduría interior y a encontrar soluciones sin recurrir a vías de escape como la comida.
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Películas como Inside Out 2 son cruciales para que los niños aprendan a relacionarse con sus emociones de manera saludable, evitando que estas repercutan negativamente en su vida adulta.
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Desde que somos niños, nuestras emociones forman parte de nuestra vida diaria. Es esencial aprender a diferenciarlas y escucharlas para evitar conductas negativas. La terapia cognitiva conductual destaca que nuestros pensamientos influyen en nuestros sentimientos, los cuales a su vez afectan nuestras acciones y, por ende, los resultados que obtenemos en la vida.
Sabal, fundadora de la Escuela de Nutrición Emocional, destaca la necesidad de que los niños aprendan a gestionar sus emociones correctamente. «Las emociones forman parte de nosotros y es importante comprenderlas para convivir en armonía con ellas», comenta. Es frecuente enseñar a los niños que hay emociones buenas y malas, pero lo más adecuado sería identificarlas simplemente como emociones para evitar juicios sobre lo que sienten.
Sabal advierte que recurrir a la comida para acallar emociones incómodas puede llevar a problemas de salud, como la obesidad infantil. En República Dominicana, alrededor del 31% de los niños tienen sobrepeso u obesidad, según la Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) y el Ministerio de Salud Pública. La nutricionista señala que es crucial que los adultos enseñen a los niños que la comida no resuelve problemas ni calma emociones, sino que su función principal es nutrirnos.
La serotonina es un neurotransmisor que contribuye al bienestar y la felicidad. Sin embargo, buscar esta sensación a través del consumo de alimentos puede tener efectos contraproducentes. Ya que su efecto es breve, lo que lleva a un consumo excesivo y frecuente. Esta hambre emocional, común en niños, a menudo se deriva de lo que observan en su entorno.
Para que los niños aprendan a gestionar sus emociones y diferencien entre hambre real y emocional. Es importante mantener una relación de confianza con ellos y dedicar tiempo a entender cómo se sienten. Fran Sabal enfatiza que, desde la nutrición emocional, se busca enseñar a gestionar emociones como la tristeza, la angustia y la ansiedad, para que no interfieran con una alimentación equilibrada y saludable.
Gestionar nuestras emociones de manera efectiva es fundamental para evitar recurrir a la comida como vía de escape. Comprender nuestras emociones y darles el espacio necesario para ser procesadas nos permite enfrentar nuestros problemas de manera más saludable y sostenible. Como indica Sabal, existen diversas metodologías como la programación neurolingüística, el mindfulness y el ‘mindful eating’ que pueden ayudar en este proceso.
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