Factores de riesgo de la incontinencia urinaria

La condición de incontinencia urinaria se traduce como la pérdida del control de la vejiga, su intensidad abarca desde perder orina ocasionalmente cuando tosemos o estornudamos hasta tener una necesidad de orinar tan repentina y fuerte que no se llega al baño a tiempo, ocasionando con frecuencia vergüenza a quien lo padece.

A nivel mundial, existen más de 200 millones de personas que padecen esta condición, la mayoría de los hombres y mujeres lo tratan en silencio y no acuden a tratamientos médicos; se estima que 1 de cada 4 mujeres sufre pérdidas de orina a partir de los 35 años y uno de cada 4 hombres a partir de los 40 años.

Los tipos de incontinencia urinaria comprenden incontinencia de esfuerzo, urinaria por urgencia, funcional, transitoria y urinaria mixta. En esta última se experimentan más de un tipo, es la combinación de incontinencia de esfuerzo e incontinencia urinaria por urgencia.

En los adultos, tienen un mayor riesgo de presentar esta dolencia las mujeres, especialmente después de pasar por un embarazo, un parto o la menopausia. Seguido por los adultos mayores que, a medida que envejecen, los músculos del tracto urinario se debilitan, lo que dificulta la retención de orina.

También, los hombres con problemas de próstata y quienes tienen padecimientos de salud, como diabetes, obesidad o estreñimiento prolongado.

Indicios comunes

Entre los indicios más comunes que se pueden presentar al momento de padecer esta afección se encuentran una sensación de peso vaginal, molestias al momento de mantener relaciones sexuales, escape de orina asociado a urgencia para llegar al baño. Además, se puede presentar un aumento de la frecuencia al orinar, incontinencia fecal o de gases, dolor pélvico crónico, entre otros síntomas.

Para disminuir su riesgo, puede resultar útil, mantener un peso saludable, practicar ejercicios del suelo pélvico, evitar alimentos que irriten la vejiga, ingerir más fibra, que puede prevenir el estreñimiento y dejar de fumar.

Artículo publicado en la edición marzo-abril de MediHealth