El funcionamiento óptimo del organismo, en gran medida, depende de la glucosa, el principal azúcar que se encuentra en nuestra sangre. Este azúcar viaja a través de la sangre y llega a las células para ser usada como energía. Un ejemplo de ello es el caso del tejido muscular que necesita de esa energía para realizar el esfuerzo que le exige cada movimiento.
Si bien, la glucosa es importante para crear la energía que nos ayuda a mantenernos vivos, es mejor consumirla de manera moderada, pues, los niveles de glucosa que no son saludables o están fuera de control pueden tener efectos permanentes y muy graves.
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¿Sabías qué? Si los niveles de la glucosa no son regulados, existen consecuencias a largo plazo, que incluye: neuropatía, enfermedad cardíaca, ceguera, infecciones de la piel, problemas en las articulaciones y extremidades, entre otros.
La glucosa junto con la grasa, son una de las fuentes de combustible preferidas del cuerpo en forma de carbohidratos. Este tipo de azúcar se obtienen del pan, frutas, vegetales y productos lácteos.
Constantemente nuestro organismo procesa el azúcar en la sangre, con la digestión de los alimentos los niveles de glucosa en sangre, a los que clínicamente se denomina glucemia, varían a lo largo del día. De acuerdo con los especialistas, las concentraciones de glucosa oscilan entre concentraciones de 70 y 145 miligramos por decilitro de sangre. Por la mañana, en ayunas son más bajos y se elevan después de cada comida (glucemia postpandrial) y vuelven a descender dos horas después.
Lo ideal es que el azúcar en la sangre se mida cada mañana, antes del desayuno; en una persona saludable se considera normal si los niveles de glucosa se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos a 140 mg/dl dos horas después de cada comida.
Que nuestro organismo se mantenga dentro del rango de los niveles normales, le permite al cuerpo mantenerse trabajando eficiente y saludablemente
Cuando los niveles de glucosa no son los adecuados, los cambios de hábitos de vida como perder peso, mantenerse con una alimentación equilibrada y la práctica diaria de ejercicios son fundamental para controlar la situación y retrasar e incluso impedir la aparición de la diabetes.
El nivel de glucosa demasiado alto, es conocida como hiperglucemia, esto ocurre cuando el cuerpo no puede fabricar insulina (diabetes tipo 1) o bien, cuando no responde adecuadamente a la insulina (diabetes tipo 2). En este caso, la insulina ayuda a bajarlo.
En el caso contrario, cuando el nivel de azúcar en la sangre es demasiado bajo, se conoce como hipoglucemia y tiene el potencial de ser grave. La hipoglucemia puede ocurrir cuando las personas con diabetes no toman sus medicamentos. También puede ocurrir cuando las personas comen menos de lo normal y se ejercitan excesivamente.
Si esto ocurre, lo ideal es consumir una comida o beber un jugo para ayudar a incrementar los niveles de glucosa. Generalmente las personas con diabetes también toman píldoras de glucosa.
Por Dayana Rodríguez para la revista MediHealth, edición noviembre-diciembre 2021. Adaptado por Paola Ferreras.
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