La amigdalectomía, un procedimiento quirúrgico que se realiza con frecuencia para aliviar problemas como infecciones recurrentes o apnea del sueño en los niños, podría tener consecuencias inesperadas en la salud mental a largo plazo. Según un estudio reciente publicado en JAMA Network Open, la extirpación de las amígdalas durante la infancia puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y otros problemas psicológicos en la vida adulta.
La investigación, llevada a cabo por científicos de China y Suecia, analizó los datos de más de un millón de personas, revelando un hallazgo preocupante. Los niños que se sometieron a una amigdalectomía tenían un 43% más de probabilidades de desarrollar trastornos como ansiedad, depresión y estrés postraumático en comparación con aquellos que no pasaron por esta intervención quirúrgica.
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Este incremento en el riesgo permaneció constante incluso al considerar factores como antecedentes familiares, nivel socioeconómico y edad al momento de la cirugía. De manera sorprendente, el riesgo seguía presente incluso dos décadas después de la operación.
Entre los problemas identificados, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) destacó como el más prevalente. Las personas que habían sido operadas mostraron un riesgo un 55% mayor de padecer este trastorno en algún momento de sus vidas. Este dato es significativo porque sugiere una conexión más profunda entre la cirugía y la forma en que el cuerpo y la mente procesan el estrés.
Aunque el estudio ofrece datos sólidos, no proporciona una respuesta definitiva sobre la causa de esta relación. Una hipótesis es que, aunque el cuerpo puede funcionar sin amígdalas, estas cumplen un papel crucial en el sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones. Quitarlas podría dejar al organismo más vulnerable, lo que podría influir indirectamente en la salud mental.
Otra posibilidad es que los problemas crónicos que llevan a la cirugía, como infecciones persistentes o apnea del sueño, tengan efectos secundarios de largo plazo que contribuyan a la aparición de ansiedad o depresión. Estas condiciones, sumadas a la experiencia de la cirugía en sí, podrían ser desencadenantes de trastornos psicológicos.
Para reforzar sus hallazgos, los investigadores realizaron comparaciones entre hermanos de una misma familia donde algunos se habían sometido a la cirugía y otros no. Incluso en este contexto, los resultados fueron claros: los hermanos operados tenían un 34% más de probabilidades de desarrollar problemas de salud mental, lo que sugiere que la amigdalectomía en sí misma es un factor determinante.
El vínculo entre la extirpación de las amígdalas y problemas de salud no es completamente nuevo. Estudios anteriores ya habían señalado riesgos potenciales como un mayor riesgo de enfermedades autoinmunes y ciertos tipos de cáncer en personas que se sometieron a esta operación. Ahora, los problemas de salud mental se suman a la lista de preocupaciones que los médicos y padres deben considerar.
Aunque los resultados son significativos, el estudio tiene ciertas limitaciones. Por ejemplo, no se analizaron detalles clínicos individuales, como el estado de salud exacto de los niños antes de la cirugía o las razones específicas que llevaron a la operación. Además, es difícil generalizar los resultados a todas las poblaciones, ya que los datos provienen principalmente de regiones específicas de China y Suecia.
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Este estudio no significa que todas las amigdalectomías sean innecesarias o peligrosas. En muchos casos, esta cirugía es esencial para tratar problemas de salud graves que afectan la calidad de vida de los niños. Sin embargo, los hallazgos subrayan la importancia de evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios antes de optar por este procedimiento.
Los padres pueden considerar las siguientes medidas:
Estos hallazgos tienen el potencial de cambiar la forma en que se realizan y justifican las amigdalectomías en todo el mundo. Los médicos podrían comenzar a integrar evaluaciones psicológicas y seguimientos de salud mental como parte del protocolo postoperatorio para estos pacientes.
Además, la investigación destaca la necesidad de seguir explorando cómo las funciones inmunológicas de las amígdalas influyen en la salud general. También podría abrir la puerta a tratamientos innovadores que imiten las funciones de las amígdalas en personas que las han perdido.
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