Los pacientes tienen el derecho a determinar cómo y cuándo se va a compartir la información médica sobre ellos. De su uso responsable y fácil acceso depende todo, también la toma de mejores decisiones médicas y, consecuentemente, la efectiva curación del titular. Sin embargo, todavía existen muchos vacíos en su correcto uso, derivados del desconocimiento, la falta de sustento legal y fallas éticas, según apuntan los expertos.
El derecho a la privacidad proviene concretamente del derecho a la Intimidad y al honor, contemplados en la Constitución Dominicana en su artículo 44, que determina. La norma concluye que el secreto médico debe prevalecer, salvo en supuestos muy puntuales donde esté en juego el bien común.
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Sin embargo, existen en la práctica muchos casos donde no se cumple estrictamente la confidencialidad de esta información. Gilberto Objío, experto en derecho médico y fundador de Medical Law, apunta a un caso recurrente: “el caso cuando un laboratorio entrega a una empresa, o empleador, información de la salud de un empleado, sin el consentimiento expreso de este”.
La concienciación de ambas partes, pacientes y profesionales, es clave en este proceso, y también el correcto uso de las nuevas tecnologías ante el creciente interés en la seguridad de la información médica electrónica que se almacena en forma digital. Los expedientes clínicos digitales son cada vez más comunes, así como los servicios de telemedicina.
Sin embargo, el experto recuerda: “Las innovaciones tecnológicas requieren un andamiaje legal nuevo. No todo lo que está haciéndose hoy en día estaba previsto por la ley cuando se creo. Por lo que hay vacíos que deben ser llenados por los juristas”. En este proceso, Objío ofrece algunas sugerencias: “La encriptación de las bases de datos, la restricción de la información según distintos niveles de accesos y los consentimientos suscritos por los pacientes para que la información sea digital, entre otras prácticas”.
Una de las cuestiones que hay que tener en cuenta a este respecto, es no solo el derecho a la privacidad, sino también el derecho del paciente a acceder a sus informaciones médicas. “La tecnología quiere satisfacer el derecho de los pacientes a acceder a su historia clínica y resultados de laboratorios. Por ejemplo: el envío de resultados por e-mail, o las aplicaciones móviles que llevan un registro de tu salud. Estos métodos digitales pueden en algún momento tener fallas y fugas que pongan en riesgo la información privada de la persona”, advierte Objío.
En el proceso de desarrollo y mejora de la tecnología, médicos y pacientes deben aprovechar la mayor ventaja que tienen las nuevas herramientas que se están poniendo en marcha: más acercamiento entre médico y paciente. Sea de forma virtual o analógica, de la confianza entre ambos y el sentido común depende contar con una información médica segura y privada. (mh)
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