La fertilidad se define en el caso del hombre, como la capacidad que tiene para fecundar, mientras que, en la mujer las posibilidades para concebir. Un elemento determinante en esto es el tiempo que se emplee para lograr un embarazo, en términos médicos, este periodo puede estar entre 1 y 2 años con relaciones sexuales activas, sin ningún tipo de protección.
Mayormente los factores hormonales y genéticos tienen gran peso en la capacidad para concebir, sin embargo, existen elementos como la alimentación, la edad y el peso que también tienen relevancia. En el caso de la edad, afecta principalmente a las mujer, mientras que en el hombre su influencia no es tan decisiva. La reserva ovárica disminuye a partir de los 25 años y su descenso se acelera a los 35, lo que reduce las posibilidades de embarazo. A esto se suma un deterioro en la calidad de los óvulos.
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Aunque la dieta de la fertilidad no asegura en un 100% la concepción, llevar una alimentación equilibrada puede ampliar las posibilidades en la pareja para engendrar, y llevar a feliz término el embarazo.
En las mujeres, lo ideal es el consumo de nutrientes que son necesarios para mejorar la calidad del óvulo, la implantación del embrión y el desarrollo del feto, mientras que en el hombre, la cantidad y calidad del esperma están directamente relacionadas con los hábitos de alimentación.
La llamada dieta de la fertilidad es una dieta rica en antioxidantes. El objetivo de la dieta no es el de bajar de peso, sino de aportar al cuerpo alimentos ricos en antioxidantes para reducir el efecto de los radicales libres sobre la salud reproductiva.
En ese sentido, los alimentos que deben evitarse son los mismos que se deben eliminar de la dieta al quedar embarazada, así como en la del bebé. Lo ideal es realizar los cambios en la alimentación con tiempo suficiente de antelación.
Evitar los azúcares, en todas sus formas, para ello es necesario que vayas adaptando tu paladar al sabor real de los alimentos. En definitiva, evita también al máximo todos los alimentos procesados. En general, hay que eliminar totalmente el alcohol, el tabaco y cualquier tipo de droga, limitando el consumo de café a una o dos tazas al día.
Ácido fólico. Vegetales de hoja verde, frutos secos y legumbres. Para evitar posibles problemas del tubo neural del futuro bebé.
Antioxidantes. Frutas, verduras y grasas saludables. Los radicales libres pueden afectar a la fertilidad femenina y a la calidad del semen. Los alimentos ricos en antioxidantes y vitaminas A, C y E ayudan a disminuir el estrés oxidativo y ayudan al desarrollo de la placenta.
Hierro. Legumbres, carne roja, espinacas. Imprescindible antes y durante el embarazo y si se tiene reglas con sangrado abundante.
Vitamina E. Presente en grasas como el aceite de oliva, las semillas y los frutos secos.
Selenio. Favorece la calidad y la movilidad de los espermatozoides. Se encuentra principalmente en pescados, mariscos y cereales integrales.
Omega 3. Favorece la espermatogénesis. Se encuentra en el aceite de oliva, pescados azules y frutos secos. (rmh)
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