Sin darnos cuenta, muchas veces hacemos compras que no son saludables para nuestros ahorros. Estos “placeres”, comúnmente llamados “gastos hormiga”, pueden ser una de las razones que nos impiden tener finanzas personales sanas, así como lograr con más premura los objetivos que nos planteamos.
Se trata de un gesto de consumo repetido, y aunque este tipo de dispendios son frecuentes, muchas veces es difícil tomar consciencia de ellos debido a que su magnitud es pequeña en contraste con otros como el pago de recibidos de luz, teléfono, celular, renta y otros.
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Este tipo de reparticiones están por todos lados y tienen que ver con nuestro día a día, vas al supermercado y das unas moneditas, te abordan en los cruceros y das otras moneditas, un cigarrito, un café, unos chicles, unas papitas, etcétera, y cuando haces cuentas resulta que es una fuga importante de dinero.
– Agregar una nueva partida en el presupuesto mensual para registrar los gastos hormiga.
– Llevar efectivo para efectuar este tipo de transacciones.
– Evitar comer fuera y tratar de realizar la ingesta de alimentos en casa, asignando un presupuesto semanal de las compras de despensa.
– Informarse de las opciones de transporte sostenible para trasladarse.
– Hacer una lista de compras para evitar “caprichos” de última hora.
– Reducir las salidas nocturnas y, en caso de lo contrario, elaborar un presupuesto y tratar de no salirse de él.
– Revisar qué servicios están contratados y analizar si están siendo utilizados, estudiar las tarifas de energía y ahorro que pudieran inflar los gastos.
La organización de las finanzas personales no es una tarea fácil, pues requiere de tiempo, metodología y paciencia. Sin embargo, resulta fundamental tener en orden los ingresos y egresos del hogar, de esta manera, podrás tener mayor control e incluso pensar en cómo puedes hacer crecer tu dinero.
Antes de empezar con la tarea de organización, es fundamental hacer un diagnóstico de la situación en la que se encuentran nuestros números. Así pues, para elaborar un punto de partida debemos hacer un balance del panorama económico personal. Al igual que los balances contables, el ejercicio de diagnóstico financiero deberá incluir cuáles son nuestros activos, considerado el ahorro, dinero y propiedades y, por otro lado, la lista de pasivos: deudas y pagos a realizar.
Posteriormente, se recomienda proyectar el balance en el tiempo, a modo de visualizar la evolución de nuestra propia economía. Dentro del ejercicio anterior se deben incluir los riesgos a los que está expuesta nuestra situación financiera, por ejemplo, la pérdida de empleo, la pérdida o reparación de un vehículo o la necesidad de cambiar vivienda por el crecimiento de la familia.
– Eliminar todas las deudas del balance actual
– Ahorrar para cambiar de vivienda
– Mejorar la economía doméstica para conseguir unas vacaciones
– Preparar los estudios y educación de los hijos
Dichos objetivos son personales y para cumplirlos se requerirán sacrificios y disciplina. Además, es fundamental elegirlos siempre y cuando sean coherentes, haciendo previamente una seria evaluación del riesgo. (KD)
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